-Universo alterno-
¡Sálvense quien pueda, ahora no juegan voleibol sino que hacen magia!
Serie de historias que siguen la vida de los diferentes personajes de Haikyuu en sus años en Hogwarts mientras se enamoran. Entre magia, pociones, besos, celos...
NA: Aquí amamos el Enemies to Lovers, que mas puedo decir. Disfruten la lectura.
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Semi se perdió su primera clase de la mañana, probablemente perdería todas sus clases del día. No podía hablar, cada vez que intentaba gesticular palabra alguna plumas de diversos colores salían de su boca. Había pasado de esa manera la última hora y media.
Está de más decir que estaba furioso.
Su cuerpo le picaba, la comezón lo estaba desesperando y el ungüento que le habían aplicado tardaría en hacer efecto. La enfermera dijo que disminuiría con el paso de las horas, pero él no era conocido por ser una persona paciente. Aun podía sentir las plumas brotar de su piel, poco a poco, como finas agujas que en lugar de causar dolor le provocaban incomodidad, era una sensación que jamás imagino. Se estremecía ante el recuerdo.
Estaba acostado en una cama vieja de la enfermería, Oikawa y Tendou estaban platicando en unas sillas de madera a unos metros. Ellos decían que lo estaban cuidando pero en realidad tomaron la oportunidad para faltar a las clases. Semi ni siquiera prestó atención a su charla de la cual era deliberadamente excluido, algo sobre alejar a Iwaizumi de Kita, estaba demasiado ocupado tratando de calmar su impulso de ir a buscar a Shirabu y cobrar justicia por su cuenta. Al estilo Muggle, sin varita ni nada, solo sus manos alrededor del cuello del Ravenclaw hasta dejarlo sin aliento.
Los profesores le aseguraron que descubrirían el autor de la broma y que el culpable recibiría una dura sanción. A Semi todo aquello le pareció pura mierda. El autor de aquel crimen era sumamente inteligente, la sonrisa de satisfacción en los pálidos labios de Ravenclaw le dejo en claro que jamás seria descubierto.
Sabía que Shirabu era despiadado y que la pequeña broma con pastillas vomitivas le saldría cara, pero eso era otro nivel. Una mueca apareció en su rostro. No le importaba su reputación dañada, las risas de todos los estudiantes en el Gran Comedor, los sobrenombres bobos que comenzaban a circular o la humillación. Todo eso pasaba a segundo plano, lo único que le molestaba es que no vio venir aquel golpe.
Se sintió como un estúpido. Todo aquello fue como una guacalada de agua fría por la mañana.
Pero si así era como jugaba su apreciado compañero de Ravenclaw, se aseguraría de seguirle el paso.
Ojo por ojo... diente por diente. ¿Quién de los dos será el más fuerte?
— ¡Fuap! — sus amigos interrumpieron su conversación para voltear a ver cuándo escupió más plumas. Al inicio todo el asunto les causó mucha gracia, fueron los primero en reír y burlarse cuando ruidos de aves salieron de su boca, entonces la cosa se agravó y comenzaron a preocuparse, fueron ellos los que lo llevaron corriendo a la enfermería.
Mientras terminaba de sacar las ultimas plumas de su boca lo miraban en silencio y como una pizca de lastima en sus ojos, eso también lo odiaba. La lastima. Prefería que se burlaran y rieran, porque la lastima de los demás era peor que cualquier humillación. O al menos así lo veía él.
