La familia Nie [finalizada]

03

Nie Ying estaba muy ansioso.

¡Ese año por fin podría conocer los Recesos de la Nube!

Le emocionaba tanto ver a Lan Xichen de nuevo, después de no verlo por casi medio año.

En compañía suya iba su Er-ge y la mano derecha de su Da-ge, Meng Yao, fueron los primeros en llegar a los recesos de la Nube, Nie Ying se emocionó con cada cosa que miraba, para diversión de Huaisang.

Después de entregar su invitación a los guardias estos los dejaron pasar, caminaron cerca del muro de reglas que Nie Ying no se molestó en leer y caminaron seguidos se un discípulo Lan que los llevaría a las habitaciones de invitados.

Mientras seguían su camino, los ojos de Nie Ying captaron a Xichen, caminó a paso rápido (Er-ge ya le había dicho que correr estaba prohibido) y se arrojó a su espalda.

—¡Chenchen gege! —exclamó, abrazándolo con una risa.

No logró ver la expresión llena de ansiedad de su hermano, pero sí que sintió como se tensaba Xichen y el empujón que le dio, y también sintió el golpe del duro suelo rocoso.

—¿Chen... Chen... Gege...? —dijo Xichen, pero ya no era exactamente Xichen.

Porque su gege tenía ojos marrones, no dorados, y sonreía mucho. Ese chico no sonreía, no tenía más que una expresión en blanco.

—T-Tú no eres mi gege —carraspeó Nie Ying.

La voz alarmada de Nie Huaisang llegó a sus oídos.

—¡L-Lan Wangji! Por favor disculpe a mi hermano menor, no fue su intención tocarlo, o saltar sobre usted, o lo que sea que haya hecho, él...

Unos pasos suaves se escucharon, y una voz que Nie Ying había extrañado resonó entre ellos.

—Disculpa a Nie San-gongzi, Wangji —dijo con voz calmada—. Regularmente nos suelen confundir, y él es muy expresivo conmigo, así que no me sorprende que saltara sobre ti —trató de justificar.

—Y-yo, yo... Lo siento, Lan er-gongzi, en serio no fue mi intención —dijo, tragando saliva.

Lan Xichen lo ayudó a ponerse de pie, después le permitió que lo abrazara, mientras que Lan Wangji salía fuera de los Recesos de la Nube.

—Creo que su hermano me odia ahora, Chen... Lan Xichen.

—¿Lan Xichen?

—Chen-gege —se corrigió.

—No te odia, pero le molesta el contacto físico con desconocidos. Se le pasará pronto.

.

Nie Ying se había vuelto el dolor de cabeza de Lan Wangji y de Lan Qiren, y eso, tanto sus hermanos como Lan Xichen y Meng Yao lo sabían.

Nie Ying era todo lo que le molestaba a Lan Qiren, y, a su vez, todo lo que le molestaba a Lan Wangji.

Rompía las reglas: era inquieto, corría, gritaba, peleaba y vagaba por ahí en soledad. Hacía mucho ruido, del cual los Recesos de la Nube carecían hasta antes de su llegada.

Lo cual, al primer mes de su estancia, lo llevó a tener un castigo: copiar tres veces las reglas de la secta.

Se quejó, se quejó mucho con su Chenchen gege, pero este sólo le sonrió y le dijo, con voz amable, engatusándolo, que si seguía quejándose serían cinco veces en lugar de tres, y que si se quejaba más, le avisaría a su Da-ge.

Nie Ying se resignó, acudiendo todos los días a la biblioteca y, para su consternación, Lan Wangji vigiló su castigo.

Habría sido un terrible dolor de cabeza para él permanecer en silencio más de una semana, así que comenzó a mantener una conversación unilateral con Lan Wangji durante dos días, después, se sintió halagado cuando este demostró estar prestándole atención con comentarios estratégicamente ocasionales.

Hasta que comenzó a molestarlo en lugar de copiar las reglas, Wangji le aplicó el hechizo silenciador de la Secta Lan.

Se quejó mentalmente, pero no trató de forzar su habla ni cuando más desesperado se sintió por no poder vomitar palabras como usualmente hacía.

Siguió copiando las reglas, notando la muy leve sonrisa que tenía el Segundo Jade Lan en sus ojos.

***

Dos semanas después, Nie Ying podía decir que él y Lan Wangji eran los mejores amigos.

Lan Wangji no afirmaría ni negaría nada, pero los más observadores se dieron cuenta que el segundo jade comenzaba a estar constantemente al rededor del tercer hermano Nie.

Jiang Wanyin entre cerraba los ojos cuando los miraba juntos y Nie Huaisang sólo le palmeaba el hombro al heredero de la secta Jiang.

—Me alegra que A-Ying tenga un nuevo amigo —comentó.

—¡Pero es ese Lan!

—¡Pero es su amigo! A-Ying debe de estar muy feliz de poder hacerlo su amigo.

Huaisang fingió no haber visto esa mirada anhelante en Lan Wangji, no, su hermano debía de enterarse por su cuenta.

Y Lan Wangji podría desesperarse ante lo denso que podía ser su hermano.