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Ninguno de los dos interactuó con nadie después de la ceremonia del té, Nie Ying había sentido miedo de arruinarlo derramando el té por accidente, pero nada de eso ocurrió, afortunadamente. La aprobación de la familia de Lan Zhan era algo que ya tenía, pero eso no significaba que no tenía que dar lo mejor de él, y, para cuando ambos se retiraron a sus cámaras nupciales fueron acompañados de distintos niveles de bullicio, la gente sabía que se esperaba que consumaran su matrimonio— ellos no tenían ni la menor idea.

Bebieron su vino —en realidad, sólo Nie Ying bebió vino, su esposo era un peso ligero, demasiado ligero— y procedieron a desvestirse.

Nie Ying pudo descansar por primera vez en ese ajetreado día, las pesadas túnicas llegaron al piso con un ruido lejano, las horquillas de oro fueron desapareciendo una por una gracias a las hábiles manos de su ahora esposo.

En su boca se formó una sonrisa, avanzó hasta el hombre para unir sus labios con desesperación.

—Wei Ying —la voz de su amado sonaba sin aliento, le encantaba—. Te amo demasiado, tanto que temo dañarte por eso.

—No me importaría estar cubierto de cicatrices si eso significa que soy tuyo.

Cayeron con rapidez en el vicio de las caricias, llegando a la cama vestida en sedas rojas con una rapidez emocionante, Nie Ying podía sentir la creciente erección de Lan Zhan rozando contra la suya propia, el calor estaba asentado en su vientre, expectante por que se hiciera algo al respecto.

Nie Ying sentía placer en el dolor que provocaban los dientes de Lan Zhan, estaba bastante seguro de que esas marcas durarían varios días en su piel, su polla se sintió interesada al respecto, se sentía pesado y necesitado.

—Lan Zhan, por favor —se las arregló para decir entre la bruma de sensaciones. Lan Zhan le dio un casto beso en la prominencia de su cuello, antes de comenzar a bajar.

Besó el hueso de su cadera y después engulló su miembro erecto como si fuese un hombre hambriento, Nie Ying no supo hacer nada más aparte de arquear su espalda y gemir de manera lastimera, sollozando ante la bien que se sentía su polla en la garganta de su amado.

El vaivén desenfrenado que se mantenía en ritmo fue suficiente para que Nie Ying sintiera cercano el clímax, pero su esposo no tenía piedad, por lo que después de notar las señales, se detuvo; se miraba como una obra de arte, sus labios hinchados y su cabello despeinado, Nie Ying apenas pudo enojarse con el por la privación del orgasmo que tanto quería tener.

—Date la vuelta, te prepararé.

Sin demasiada vergüenza, Nie Ying se apresuró a seguir las instrucciones que se le dieron, bastante desesperado por cumplir lo que se le estaba pidiendo. Hacer feliz a Lan Zhan era algo en lo que escatimaría ni tiempo, ni cara.

Daría todo por él.

Tan ensimismado se encontraba que, cuando dos de los dedos largos y delgados de Lan Zhan lo penetraron, soltó un grito entremezclado de dolor y placer. Sus dedos se curvaron mientras los metía y sacaba, buscando el punto que hacía que Nie Ying viese estrellas, retorciéndose de placer. Cuando lo encontró se centró en presionarlo una y otra vez, Nie Ying estaba tan angustiado, sintiendo que estaba a punto de llegar intacto.

Pero de nuevo, esos no eran los planes de Lan Zhan, reemplazó sus dedos con su polla cubierta de aceite para facilitar la penetración, era grande y grueso en su intimidad que a Nie Ying se le hacía agua la boca, levantó mas su trasero, con su agujero apretándose en la nada.

Lan Zhan entró de golpe, y, a pesar de ser algo que Nie Ying esperaba, la sensación abrumadora después de tanto tiempo sin sexo lo hizo correrse, pero Lan Zhan no se detuvo. El chasquido de sus caderas era violento, se aseguraba de estar completamente enterrado en Nie Ying antes de salir y empujar de nuevo.

La familia Nie [finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora