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La tensión estaba presente en la secta Nie. La Sala de Conferencias trataba de no hacer ningún ruido fuera de lugar que molestara a los cultivadores estresados y sedientos de sangre de la secta mencionada.

—Además de matar a mi padre, Nie Liliang, ¡también secuestraron a mi hermano más joven! ¡¿No es ese un buen motivo para actuar?! Maldito cobarde —escupió Nie Mingjue, furioso.

Wei Wuxian ni siquiera era su hermano, Líder de la Secta Nie, él es simplemente un perro recogido de la calle, nadie importante —se burló Jin Guangshan.

Baxia pronto lo apuntó.

—Jamás en tu vida te vuelvas a dirigir a Nie Wuxian, mi Didi, de esa manera tan impropia. De ser así, te cortaré la polla y haré que te la tragues.

El silencio inundó la Sala de Conferencias, incluso Nie Huaisang tenía una cara hostil.

—Usted no sabe ni la mitad de la historia, Líder de la Secta Jin —dijo Nie Huaisang, lleno de ironía—. No sabe nada. No sabe cómo crecimos ni cómo confrontamos adversidades sólo los tres juntos. Qué se puede esperar de un bastardo que salta de cama en cama y no conoce ni la fidelidad ni la piedad filial... ¿No lo crees, Da-ge? —atacó con crueldad, enfrentándose a la mirada agriada de Madame Jin.

La voz normalmente tranquila de Nie er-gongzi estaba llena de rabia, su hermano ni siquiera se molestó en regañarlo, confirmando lo que dijo con un asentimiento y un ceño fruncido.

Los Lan miraron todo el intercambio sin recordarle a los Nie las reglas de su secta como a veces hacían.

*

Nie Wuxian se sentía extrañamente tranquilo con su mano sobre su dantian, tratando de sentir algo.

Tal vez se aferraba a la nada, tal vez su esperanza era inútil.

Ya no llevaba la ropa de su secta, pensó con un dolor agudo en su pecho. Ya no llevaba los colores de la secta que lo salvó, le dio un nombre, un nuevo comienzo.

Lágrimas calientes bajaron por sus ojos, sintiéndose enfermo. Su Da-ge estaría tan decepcionado cuando lo viera, estaría triste por el camino hereje que había elegido.

Escuchó voces dentro de la Oficina de Supervisión.

Levantó su flauta sin un segundo pensamiento.

*

Lan Wangji llevaba una cinta marrón para atar sus cabellos.

Una cinta comúnmente usada por Nie Wuxian en los asuntos más importantes.

La seda era ligera y suave en sus dedos; pasada en su corazón.

Inquiry resonó una vez más en Reino Inmundo, el anhelo y el dolor filtrándose una vez más.

¿Wei Ying?

"No sé quién es él, lo siento".

¿Qué tal Nie Wuxian?

"¿Nie san-gongzi? La última vez que lo vi, él tenía doce años".

Lan Wangji se dijo que no iba a llorar.

Lan Wangji acababa de mentir.

Una fortuna que no estuviera en los Recesos de la Nube, al menos aquí no estaba prohibido mentir.

*

—Da-ge —dijo Lan Wangji, vibrando dentro de su piel por la ansiedad—. Da-ge, déjame ir.

Nie Mingjue alzó una ceja.

—¿Escuchaste lo mismo que yo?

—Lo hice.

—Entonces ve a buscar a mi hermano, confío en ti. Haz lo que puedas, no te atormentes demasiado. Necesito a Huaisang aquí, está revisando las estrategias; pero Zonghui te puede acompañar. Trataré de estar lo más cerca de Yiling posible.

—Está bien.

—Wangji —dijo, su tono sombrío.

—¿Sí?

—¿Sabías que la primera vez que conocí a A-Ying fue en Yiling?

—Yo... No.

—No te veas tan afligido, no es algo que A-Ying cuente demasiado. Huaisang fue quien lo encontró primero, lo escuchó llorar. Seguimos el sonido del llanto, estaba a punto de ser atacado por perros, los ahuyenté y fue la primera vez que me llamó gege.

» Los primeros meses en Reino Inmundo fueron difíciles, temía comer más de lo que se le daba expresamente, prefería morirse de hambre. Comencé a servirle platos más y más abundantes, me miraba con ojitos de cordero.

» Cuando papá se fue... Estaba devastado. Papá le dio un nombre, ropa y comida, le dio hermanos. Los ancianos trataron de quitarlo del registro familiar apenas se enteraron de la muerte de mi padre. No lo permití.

» Aunque no es mi sangre, lo amo tanto como amo a A-Sang, tengo fe de que sigue con vida.

—Yo... No entiendo por qué me cuenta esto, da-ge.

Nie Mingjue rio sin ironía, puramente genuino.

—Wangji, vi a mi hermano con tu cinta de la frente atada en su muñeca, él era muy cuidadoso con la cinta de A-Huan, solamente una vez trato de tocarla, fuera de esa vez, respetó que no era su lugar. Tuviste que admitir tus avances expresamente para que dejara de ser un tonto abnegado.

—Lo amo.

—Lo sé.

La familia Nie [finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora