El huevo chisporroteó al deslizarse sobre la mantequilla derretida, que salpicaba suavemente la intensa yema en medio de la clara. Yuri quitó una pluma del siguiente huevo antes de abrirlo con una mano mientras con la otra pasaba la espátula por el sartén.
Las claras desparramadas se volvieron opacas, se hincharon y adquirieron una película crujiente cerca de los bordes del sartén.
Potya se pasó entre sus piernas maullando cariñosamente y se acomodó a un lado de la cocina, esperando por su desayuno. Por lo demás, la casa estaba en silencio. Nada más volver de la pelea, había ido a comprobar cómo se encontraba su amada gata y su padre. A ella la había encontrada echa un ovillo cerca de la puerta y a él lo había encontrado tirado en la cama de su abuelo, medio inconsciente, con una botella de whisky que había robado de la cocina, abierta sobre la cómoda.
Yuri había vaciado lo que quedaba en el jardín, junto con todas las botellas de alcohol que había encontrado, y luego se había pasado cuatro horas dando vueltas en la cama con su amiga en brazos. No podía dejar de pensar en todo lo que había sucedido la noche anterior: las quemaduras del brazo de su padre, el terror que se reflejaba en su rostro, la desesperación por hallar lo que fuera que su abuelo hubiera escondido.
Y Volk, con su tatuaje, sus miradas intensas y su tono casi convincente:
«No era yo».
Apoyó la espátula en el borde del sartén, sacó un plato del armario y cortó una rebanada de pan duro de la barra que había en la encimera. El horizonte empezaba a iluminarse poco a poco, y el cielo despejado prometía otro día soleado, aunque el viento no había dejado de aullar en toda la noche, agitando los trigales y silbando al colarse por las chimeneas. Un gallo cacareó en el patio.
Le sirvió el alimento a Potya junto con un bol de agua fresca y a ella se sirvió los huevos en el plato, suspirando, se sentó a la mesa y empezó a engullirlos antes de que los nervios le quitaran el hambre mientras alargaba la mano libre hacia el portavisor que había dejado en la mesa y se conectaba a la red.
—Búsqueda -masculló, con la boca medio llena-. Tatuaje ELE — ESE — O — EME.
NO HA SIDO POSIBLE RECONOCER LA ORDEN.
Rezongando, introdujo los términos que búscaba manualmente y dio cuenta de lo poco que le quedaba en el plato mientras aparecía un listado de enlaces: Tatuajes extremos. Diseño de tatuajes. Modelos de tatuajes virtuales. La ciencia detrás de la eliminación de tatuajes. Lo último en tecnología, ¡tatuajes prácticamente indoloros!
Probó con: TATUAJE LSOM963.
No obtuvo ningún resultado.
Cogió la rebanada de pan y arrancó un trozo con los dientes.
NÚMEROS TATUAJE ANTEBRAZO
Una serie de imágenes inundó la pantalla; brazos enclenques y fornidos, claros y oscuros, cubiertos de dibujos chillones o con símbolos diminutos en las muñecas. Treces y números romanos, fechas de nacimiento y coordenadas geográficas. El primer año de paz "1 t. e.", se encontraba entre los más populares.
Empezaba a dolerle la mandíbula, así que dejó el resto del pan en el plato y se frotó los ojos con las palmas de las manos. «¿Tatuajes de luchadores? ¿Tatuajes de secuestradores? ¿Tatuajes de la mafia?»
¿Quién era esa gente?
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Escarlta (II Parte Vicder)
FanfictionEn esta segunda Parte conoceremos nuevos personajes los cuales misteriosamente se van enlazando a nuestra Ciborg y al Emperador Yuuri. Veremos el avance, las decisiones y sacrificios que nuestros amados personajes tomaran para proteger a aquellos qu...