6. La Discoteca

70 13 8
                                    

Nos adentramos en mi auto, salgo del estacionamiento de la editorial y me adentro a las calles de Madrid siendo guiada por Diego quien me da las direcciones para poder llegar a la discoteca

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Nos adentramos en mi auto, salgo del estacionamiento de la editorial y me adentro a las calles de Madrid siendo guiada por Diego quien me da las direcciones para poder llegar a la discoteca. La noche es fría, pero de aquellas que se disfruta el viento. Abro la ventana de mi auto deleitándome con el viento que acaricia mi cara haciendo que mi cabello rojizo vuele.

Las luces de los locales en Gran Vía están encendidas, los transeúntes van y vienen, amigos, familias o parejas. Sigo conduciendo hasta llegar a un local.

Esta en el callejón de una calle un poco transitada, hay una larga fila de personas esperando por ser admitidas y poder ingresar a lo que se llama "Místicos Club's" que el letrero en cursiva resplandeciente por un color amarillo. Hay pequeños reflectores de luces azules y rojas que están pegados a la pared de ladrillos pintados de negros, dan un toque de misterio y diversión, aquel que te incita a probar. También hay pequeños agujeros por donde sale humo.

Todas las personas están pegadas a la pared, para poder dar un poco más de formalidad hay una no muy larga alfombra de color roja carmesí. Desde afuera la música latina retumba al igual que los gritos de felicidad de las personas.

Enfrente de todo el local hay un mini parqueo donde estaciono mi auto, la mayoría de las personas llegan caminando otras —no muchas— en auto.

Bajo de mi auto junto con mis amigos —ya los puedo considerar así— me dirijo hacia el final de la fila para poder entrar, pero Diego toma mi brazo y me jala hasta la entrada, donde un hombre enorme —realmente enorme y fortachón— cuida la entrada, mi amigo enseña una identificación y el hombre asiente abriéndonos la puerta.

—¿No teníamos que hacer fila? —inquiero desconcertada.

—Conozco al dueño —me da una mirada de arrogancia. — Digamos que tuvimos unos cuantos encuentros.

—¿Eres...? —dejo la pregunta en el aire.

—Oh, claro que sí —hace un gesto con su mano—. Pero también le quiero dar a las muñequitas. ¿Te asusto?

—Solo me sorprende, no lo sabía —me encojo de hombros, realmente me daba igual, pero era un buen dato para saber a futuro.

—Dile la verdad, deja de mentir —ríe Nathaly a carcajadas.

—Es el novio de mi hermana —ríe también Diego junto con Nathaly—. Aunque no te mentiré de que el tipo esta buenote.

—Créeme que sí, Adara —le secunda Nat.

—Bueno, igualmente no tenía problema —me encojo de hombros.

Pasamos por un mini pasillo estrecho donde del techo sale humo hasta llegar a lo que es realmente la discoteca. Es asombroso.

La discoteca se divide en dos, pero haciéndose uno solo. En la primera planta del local se encuentra una gran barra, donde los bartenders están sin camiseta y solo llevan un pantalón negro de vestir. La barra es en forma de U donde en vez de ser de madera es de mármol negro con pequeñas líneas blancas como si se estuvieran esfumando. En el centro de la espaciosa localidad se encuentran mesas altas al igual que las sillas, no hay muchas personas, pero las que hay ya van muy pasadas de copas.

CELESTIALS [Mer]✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora