17. Traición

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—Calix, responde —exigo en tono firme.

—Es para un buen fin, dejame explicartelo, Ad.

No sé cómo no me pongo histérica en este preciso momento, pero me siento en el sillón y Calix se arrodilla en el suelo haciendo una pequeña mueca de incomodidad.

Comienza a explicarme los últimos sucesos entre los dos mundos a lo largo de los últimos años, ha sido una decisión desesperada pero piensa que eso mejorará.

Literalmente es que yo sea transformada por él para que pueda enfrentarme con mis padres, Aria e Ítalo, dioses de los diferentes mundos. Explica los puntos de su plan, se escucha sencillo pero es muy complicado.

—Si algo llega a salir mal, Bridget y yo seremos desintegrados —añade en voz baja.

Eso llama mi atención.

—¿Brid? ¿Qué tiene que ver ella con todo esto?

—Ella es mi hermana —deja caer tal declaración sin anestesia, algo que he ido aprendiendo de él es que no irá con rodeos—. Nos separaron cuando los mundos se dividieron, hace un par de años he logrado tener un poco de contacto con ella.

—¿Bridget es Angelix?

—Sí, y tu abuela es la madre de Ítalo, por lo tanto es Angelix.

¿Mi abu? Aquella viejita amorosa y muy linda es una Angelix. Pequeñas lágrimas salen de mis ojos y ruedan por mis mejillas, siento los pulgares de Calix limpiarlas.

De todas las personas que pueden mentirme ella debe ser la única en que sí me dolerá, realmente lo hace.

—Ella no me lo dijo, Calix —me abrazo a mi misma y quito mechones rojizos de mi cara—. Ella me mintió.

—Es y era por tu bien, Ad —termina por decir.

***

Me levanto y estiro, creo que después de llorar tanto me quedé dormida. Veo mi habitación y encuentro a Calix recostado en mi silla giratoria con un libro sobre su regazo.

Suspiro y me siento en mi cama pensando en qué haré ahora.

Creo que no tengo otra opción.

Me paro y camino hacia Calix para moverlo del hombro tratando de despertarlo, no despierta y lo zarandeo un poco más.

—Iremos, Calix, iremos —digo decidida y él parece desconcertado.

—¿A dónde iremos, Ad? —se incorpora hasta pararse y estar frente a mi.

—A que me transformes, de alguna u otra manera esto iba a suceder, Calix —explico, tiene sentido. No estoy loca, o bueno, no tanto como creía—. Es por un buen fin, lo sé, todo se arreglará.

—Ningún Terrano ha entrado a un mundo sagrado —niega con su cabeza y toma mi rostro—. Estamos locos, Ad, muy locos.

—Pero aún así yo te amo Calix —le digo en voz baja y él me toma por la barbilla besándome lentamente, haciéndome perder la razón.

Te amo también, Adara, lo hago. —Ah, miren, malevolo cucarachon se nos puso sentimental.

—Creo que estamos locos al decirnos te amo cuando sabemos que vamos a morir —rio un poco y él lo hace recargando su frente de la mía—. Vamos, necesitamos hacerlo.

Toma un profundo respiro y se separa de mí buscando en los bolsillos de su pantalón algo, saca una piedra negra que parece carbón. La frota en sus dedos, desprende un polvo y se lo unta en la frente con tres de sus dedos, camina hacia mí y hace el mismo proceso que hizo él.

CELESTIALS [Mer]✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora