Adara Collins
Termino de revisar mis redes sociales cuando tocan a mi puerta, arrastrándome un poco llego hasta la puerta y la abro aún con la vista fija en la pantalla.
Sé que no es bueno abrir las puertas así, ya que cualquier persona puedes estar y no sé si tal vez sea un psicópata tocando mi puerta o es solamente mi novio mentiroso. Efectivamente es la segunda opción, tiene un ramo de rosas rojas gigantes junto con una pequeña caja de chocolates.
—Hola, Adara —me saluda y yo guardo mi celular en el bolsillo trasero de mi pantalón—. Yo quería pedirte disculpas, he traído esto conmigo.
—Pasa, Calix.
—Yo debía de haberte dado una explicación del porqué salir corriendo de esa forma de tu casa —se sienta en mi sofá y yo en uno de los sillones. Está claro que eso no le gusta porque hace una mueca con su boca—. ¿Podrías dejar de alejarte de mí?
—Creo que eso debería decírtelo yo, Calix —me cruzo de brazos—. Sigue con tus disculpas.
—No es fácil decirte todo esto porque principalmente no sé cómo será tu reacción a todo, es difícil, Adara.
Pasa una mano restregando su rostro como si eso le fuera a salvar de algo, cierra sus ojos y emite un pequeño sonido que suena más como un quejido.
—Por favor no vayas a creer que estoy loco, Adara.
—Yo ya me lo creía sin que me lo dijeras —trato de bromear un poco para disuadir la tensión entre nosotros.
—Los demonios y ángeles no son mitos, lo único que hacen es esconderse de los seres humanos para no ser descubiertos —dice viéndome fijamente a los ojos, abro y cierro y mi boca sin saber qué decir—. Tanto los ángeles como los demonios tienen propósitos para cumplir en la Tierra.
Frunzo mi ceño y cierro mis ojos tratando de procesar todo lo que me acaba de decir. Sacudo mi cabeza y finalmente me termino riendo, carajo que eso es imposible.
¿Entonces qué diablos soy? ¿Un unicornio? Imposible.
—Calix deja de decir estupideces —niego con mi cabeza—. Eso no es posible, son mitos, nadie ha visto nunca uno.
—Eso es porque se esconden —frunce un poco el ceño—. Yo no miento, Adara.
—Nadie los ha visto, nadie ha comprobado eso Calix —me levanto del sillón y voy a la cocina por una botella con agua—. Deja tus excusas, mejor di a lo que viniste aquí.
—A eso vine, Ad —se levanta del sofá y se posa enfrente mío agarrando mis manos—. Yo jamás miento, es algo que no podemos hacer nosotros.
¿Nosotros? ¿Qué nosotros? ¿De qué habla?
—De los Demoniancs Adara —deja caer ese nombre extraño, algo que yo desconozco—. Soy un Demoniac.
—¿Y eso qué es? ¿Acaso se come? —trato de alejarme y hace un poco más fuerte su agarre en mis manos.
—Ya veo, eres mujer de hechos y no de palabras.
—Cal...
Suelta mis manos y se posiciona en el centro de mi sala mientras extiende sus brazos a sus costados, cierra sus ojos y da profundos suspiros, las venas en su cuello comienzan a marcarse y los tatuajes de sus brazos empiezan a brillar en parpadeos. Las luces de mi casa se encienden y apagan, se escuchan truenos a lo lejos y grandes ventiscas abren las puertas del balcón.
Miro anonadada a Calix mientras que de su espalda algo brota iluminandose en una luz roja, algún tipo de energía —creo yo, porque no sé qué diablos sucede— tira mis muebles lejos.
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CELESTIALS [Mer]✔
Fantastik¿Sabes que la tierra se dividió hace años? Bueno, creo que no lo sabías seguramente, no te preocupes que eso te lo contaré aquí. Siempre hemos creído que la tierra era de colores, toda una gama de estos, aunque, la verdad es que siempre ha sido blan...