7. Transformados

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Calix

Veo a Adara enfrente mío, tiene ciertos rasgos que me gustan, su cabello es demasiado llamativo y el pequeño rastro de pecas en su cara la hace ver adorable, aunque ella no sea del todo así.

Sus ojos analizan todo lo que ve.

Había estado bailando con ella casi por dos horas, sinceramente ha sido provocador ver como se movía, estar pegado a ella fue como una fantasía. Todos nos comían con los ojos en la pista mientras que nosotros bailábamos como si no hubiera más personas sumergiéndonos en nuestra propia burbuja.

En los pocos meses que he podido observarla he notado que es una persona tranquila, amable y divertida, pero cuando se trata de divertirse deja de ser aquella niñita inocente. Sus pupilas se dilatan sintiendo la adrenalina que conlleva el momento que está viviendo. Siempre es puntual y organizada, analiza todo con sus ojos y ve qué es lo que le conviene y cómo persuade a las personas para que hagan lo correcto o el camino más viable mediante la situación que se presente.

Maldita Adara, ¿No?

Claro que sí, tiene todos los rasgo de serlo, todos, aunque ciertamente sean otros rasgos que destacan de ella, algunos de los que nosotros no tenemos.

La bondad, ¿Verdad?

Exacto. Eso solo se reduce a una simple cosa.

Termina de beber su Gin Tonic y pide su cuenta, el mesero llega y ella da la tarjeta. Al cabo de unos minutos regresan con su tarjeta y un comprobante, ella da las gracias.

—Ha sido lindo pasar contigo, Calix —me dedica una pequeña sonrisa de boca cerrada—, pero ya tengo que marcharme.

—Apenas son las dos de la madrugada —le digo viendo mi reloj en mi muñeca, ella suspira—. No me digas, ¿Tienes que darle de comida al pez?

—No, pero mi abuela puede estar preocupada —me dice sonriéndome y viendo su celular—. Debo buscar a Diego y Nathaly.

—Ellos ya se marcharon —miento volviendo a beber, realmente no es whiskey lo que estoy ingiriendo, es una bebida especial para los Demoniancs—. Puedes volver tu sola.

—Qué raro, no me avisaron —frunce su ceño y se encoge de hombros volviendo a guardar su celular en el pantalón, se pone de pie y rodea la pequeña mesa—. Adiós Calix.

Me deja un pequeño roce en mi mejilla derecha y se marcha del club. Me fijo que salga de la localidad y cuando hago contacto con el de seguridad le doy un asentimiento de cabeza. El guardia junto con otros más comienzan a sacar a los Terranos del club alegando que ya cerrarán, los Terranos salen unos más ebrios que otros.

Quedamos solo los Demoniancs, puesto que este es nuestro punto de reunión. Aquí no perdemos la energía que afuera sí. Todo comienza a transformarse, lo que antes era una pista de baile ahora es una mesa en forma de ovalo con silla, es como si fuera una conferencia. El bar se convierte en unos pequeños cubículos con una cortina roja que da la privacidad para transformar. Las mesas del bar ahora son pequeñas llamas de fuego, que sinceramente no queman solo dan cosquillas.

Todo se vuelve rojo y cálido, el olor a cenizas me llega a las fosas nasales dándome el olor al Inmundis, ya no es el olor a Terranos sudados y hormonales.

Debajo de las escaleras sale la diosa Aria, la diosa del Inmundis seguido de sus escoltas y detrás de ellos salen los del concejo.

La diosa Aria impone fortaleza y a veces intimida tanto que tienes que apartar la mirada. Es de estatura promedio, su cabello rojizo y ojos azules, de tez blanca. Su nariz recta y labios gruesos, lleva puesto un vestido de mangas caídas color rojo, ajustado de la parte superior y suelto de la parte inferior. Una corona de rosas en llamas adorna su cabeza, en su espalda descubierta la frase de los Demoniancs junto con fuego y rosas.

CELESTIALS [Mer]✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora