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10. Aceptando

No ha sido un secreto que he comenzado a notar ciertas actitudes de Calix hacia mí. Los últimos meses hemos estado en ese proceso que la gente llama "coqueteo". Ha despertado sentimientos en mí muy fuertes, me despertó mi parte un poco posesiva y celosa. Tal vez tóxica.

Camino por los pasillos de la editorial buscando a Diego ya que él tiene una libreta donde se encuentran la mayoría de las texturas para las letras de las portadas, tengo que entregar el diseño de la portada a la sección de ensamble para que el libro pueda estar publicado lo más pronto posible.

Llego hasta dar en la mini cafetería de la editorial, se encuentra en una mesa con Nathaly y Calix, parecen estar muy sumidos en su conversación. Hablan demasiado bajo.

—...se cerrará y no podremos entrar, tenemos que apresurar las cosas —escucho a Nat hablarle a los otros dos.

Cuando se dan cuenta de mi presencia dejan de hablar adoptando una posición normal como si no estuvieran contando un secreto de estado.

—Diego, al fin te encuentro —le digo agarrando asiento—. Necesito el libro de las texturas, por favor.

—Claro, Adara —se levanta de la mesa y camina hacia la salida—. ¿Vienes?

—En un momento irá —dice Calix y me sorprendo un poco, luego dirige su mirada hacia mi amiga—. Después seguimos hablando.

Nat asiente y se levanta de la mesa dejándonos solos, Calix me escruta mi rostro con sus dos ojos de diferentes colores que me vuelven loca. Rueda sus ojos de forma divertida y muerde un extremo de su labio inferior, desviando su mirada dejándome ver su perfil perfecto.

Se levanta y ocupa la silla que esta a mi lado jalándola hasta que esta lo suficientemente cerca como para que mi cara y la de él estén a centímetros de tener algún contacto. Ladea su cabeza y con su mano retira mi cabello ondulado para poder hablarme al oído con su voz ronca y grave.

—De todas las batallas que pude haber elegido me ha tocado la más grande —dice casi en un susurro—. Pero eso no dice que no esté dispuesto a batallarla.

—¿Cómo? —inquiero desconcertada.

—¿Podemos salir esta noche? —cambia de tema tomándome por sorpresa—. Quiero salir esta noche, pero contigo. Suena a una cita.

No puedo creer que me esté pidiendo que salgamos de una forma indirecta, creo que mi cara de embobamiento le ensancha su sonrisa. Vuelve a quitar mi pelo de mi cara y yo sigo viéndolo fijamente sin saber qué decir.

—¿Tu embobamiento es una respuesta afirmativa? —pregunta burlándose.

—¿A qué hora será? —cedo a salir en la noche con él.

—Antes de las diez —me responde posando su otra mano en mi rodilla y dándole un pequeño apretón—. Iremos a hacer algo divertido.

—Sin comida rápida de un parque —le señalo eso.

No es que sea una persona muy quisquillosa, pero me gusta darme ciertos lujos cuando puedo y los disfruto.

—Serán lujos para la diosa —dice acercándose un poco más a mi rostro—. Nos veremos en la noche, Adara.

Y dichas esas palabras deposita un beso en mi mejilla y se levanta de la silla para salir de la cafetería dejándome desconcertada. Puedo aún sentir la calidez de sus labios contra mi piel donde depositó el pequeño beso, se siente increíble e inconscientemente llevo mi mano al área donde fue el contacto de piel a piel.

Tendré una cita, nuevamente con Calix, esta ves no puedo negar mis sentimientos porque están más que claros. Siento cosas muy fuertes por Calix y eso ya no me lo puedo negar.