19. Guerras

52 4 0
                                    

Nunca pensé que esto sería de una forma muy paralizadora de encontrarme con Calix.

Pone una mano en mi boca para que yo no pueda emitir ningún ruido a la vez que nos movemos a un armario de la oficina de Andrew, cierra la puerta y me libera de su agarre.

—No emitas ningún sonido que sea fuerte —me susurra—. Acaban de ingresar en el edificio, ahorita deben de andarnos buscando.

—¿Qué sucede si nos encuentran? —Temo por la respuesta de mi pregunta.

—Lo más probable es que te borren la memoria, quedes en cautiverio y bueno, a mí, si llego a tener suerte solo me quiten las alas y me dejen encadenado —hace una mueca—, pero si las cosas llegan a ponerse interesantes a lo mejor solo me pulverizan.

—¡¿Qué?! —le chillo en voz baja.

—Esperemos que Bridget no se involucre mucho en esto —respira profundo y suelta el aire—, o que la descubran.

—Debemos salir —le digo y voltea a verme con ojos muy abiertos—. Sí, de alguna u otra forma nos encontrarán. Debemos salir.

—Me voy a convertir —cierra sus ojos y bueno, básicamente se vuelve la paloma sexy.

Siempre quedaré maravillada de como se ve Calix siendo un Demonianc, es magnífico. Sus alas se extienden y se iluminan por breves segundos para contraerse en la espalda de él. Asiente en mi dirección y esa es mi señal para abrir el armario de donde nos encontramos. Salimos con cuidado y a paso lento pero firme y silencioso caminamos y salimos de la oficina.

Calix se me adelanta y mira de un lado a otro en los pasillos, da un asentimiento de cabeza y seguimos andando, caminamos rápido por los pasillos hasta dar con las escaleras de emergencia del edificio, prácticamente corremos y llegamos a la segunda planta de la editorial.

Escuchamos ruido.

—Deben de estar en la sala de reuniones, es el único lugar aquí que es muy grande —caminamos hacia la sala.

—Entraré yo primero, Ad —abre la puerta con una patada y me sorprendo de ver que no hay nadie aquí.

—No hay nadie —digo y me adentro más, pero el brazo de Calix me detiene—. Calix.

Después de haber dicho esas palabras muchas personas comienzan a aparecer en la sala, dividimos entre bandos. Oscuridad y luz. Blanco y negro. Angelix y Demoniancs.

Me paralizo y veo a las dos figuras que sobresalen entre todos. Los logro reconocer y a mi mente vienen una serie de imágenes. Abro mucho más los ojos.

Aria e Ítalo, mis padres.

Aria se encuentra vestida con una gran vestido de color negro, llama mucho la atención que en la parte inferior del vestido como decoración sean enredaderas doradas y finas con algunos diamantes. Mientras que en la parte superior luce un escote corazón de mangas caídas de lo cual brotan pequeñas llamas de fuego. Su cabello —igual que el mío— se encuentra recogido en una cola alta y una corona se posa sobre su cabeza. Toda una diosa.

En cambio, Ítalo su vestimenta es blanca junto con un azul casi asemejándose a ser transparente. Lleva saco junto con unos pantalones de vestir los cuales dan la sensación que hay viento y humo ahí. Su cabello rubio está peinado hacia atrás, sus ojos verdes deslumbran y una corona casi igual que la de Aria se posa sobre su cabeza. Un dios.

—Adara —dice con voz grave Ítalo—, y Calix.

—Has roto reglas, Calix —dice la voz de Aria, una muy dulce.

Ella da un asentimiento de cabeza, dos personas a mi lado se mueven para tratar de agarrarlo, pero en el pecho les quedan clavadas unas dagas de cristal. Vienen del lado opuesto.

CELESTIALS [Mer]✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora