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"Bésame, maldita sea." •
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• [...]
Lo que sentía en ese momento se podía explicar en una simple y corta frase.
Estaba súper excitada.
Siempre había soñado con algo así al estilo Christian Grey y toda la cosa pero ahora que lo tenía aquí, frente a mi, tomándose un Whisky mientras sonríe con una falsa inocencia y apretando un maldito botón que hacía encender un vibrador entre mis piernas me era tan excitante que dolía.
La intensidad estaba muy baja, era casi indetectable la sensación pero cuando me movía si lograba sentirlo. Yo solo apretaba mis piernas buscando de una vez por todas llegar al orgasmo para acabar con la presión que sentía, todos estaban distraídos comiendo y charlando y él... Él estaba comiendo y tomando Whisky con una gran sonrisa mientras conversaba con Arthur.
A mi lado estaba Molly y del otro lado tenía a Cedric pero cada uno estaba hablando con alguien y no prestaban atención a mis leves quejidos.
Mastique mi trozo de pizza y tome un poco de jugo, mire a Tom quien ahora sonreía mientras me veía prácticamente agonizar en placer, apreté un poco más mis piernas y me levanté de la silla como pude.
—Iré al baño –anuncie para luego irme lentamente hacia el baño.
Aguante la orilla del lavamanos y me eche agua en la cara, agradecí que ese día no haya decidido maquillarme porque de ser así, sería un desastre total.
Cuando iba a secarme la cara la intensidad aumentó drásticamente haciéndome caer al suelo y gemir, intenté levantarme pero me fue imposible, mis ojos se volvieron a hacer agua por sexta vez en la noche y mi garganta ardió por suprimir el gran gemido que quería soltar.
—Te ves tan hermosa así –dijo Tom a mis espaldas. —Y lo mejor es que estás así gracias a mi
Busque sus ojos como pude y cuando los encontré solté un gemido casi inaudible. Él se acercó y me levantó del suelo con su brazo derecho mientras que con el izquierdo bajaba la intensidad.
—Basta de juegos, Thomas –dije alejándome de él.
—Pero si estos juegos son los que te hacen sentir tan bien, preciosa –susurró acariciando mi mejilla, luego apretó mi cuello firmemente y su mirada se oscureció.
Me pego contra la pared y yo solté un quejido de dolor. Tom me dio una sonrisa para luego susurrar.
—Vas a decir que te sientes mal y nos iremos por la chimenea del local, aquí tienen Polvos Flu porque es un restaurante mágico –dijo firmemente. —¿O no quieres?
Mis ojos se conectaron con los suyos y asentí inconscientemente. Él sonrió complacido y me soltó el cuello.
Sin pensarlo dije:
—Bésame, maldita sea
Tom sonrió aún más (si era posible) y se acercó agarrando mi cuello de nuevo y volviendo a estamparme contra la pared, juntó nuestros labios y por fin sentí que una presión salía de mi cuerpo.
Nuestros labios comenzaron a luchar para tomar el control pero no tenía competencia con la dominación de Tom por lo que me dejé guiar por él. Sus manos bajaron hasta mis muslos y me alzó del piso, de inmediato enrollé mis piernas en su cintura y él me sentó en la orilla del lavamanos.
Mis manos fueron hasta su cabello y jugué con el, sus besos bajaron hasta mi cuello haciéndome temblar ligeramente, me beso detrás de las orejas, en mi pecho, mi garganta, por todas partes.
—T-Tom –dije entre suspiros.
Él se separó bruscamente y agarró mi cara con su mano derecha haciéndome verlo fijamente. —No me llames Tom porque sino te irá muy mal, T/N
Asentí. Él volvió a sonreír para continuar besando mi cuello.
Cuando hice el ademán para quitarle la chaqueta se volvió a separar bruscamente. —No, eso lo haremos en la casa
Lo mire molesta y él solo sonrió de lado. Agarró mi mano bajándome del lavamanos y caminamos hasta la mesa en donde todos seguían comiendo y platicando.
—¿Donde estaban? –preguntó Theodore.
—T/N no se siente muy bien y me ofrecí para acompañarla a la madriguera, nos iremos por los polvos Flu –dijo Tom para luego señalar la elegante chimenea por donde entraban y salían personas.
—¿Qué tienes, mi niña? –me preguntó Molly preocupada.
—Dolor de estómago, tal vez fue la pizza que me cayó mal o algo de lo que comimos cuando no estaban en casa –respondí rápidamente. —Nos vemos más tarde
Todos nos despidieron con una sonrisa para luego Tom y yo emprender camino.
[...]
Cuando llegamos a la madriguera de inmediato Tom me cargo en su hombro para subir hasta la primera habitación que se nos cruzara en el camino.
Sabía que tendría una buena follada.
Y no me disgustaba la idea para nada.
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Capitulo súper corto, lo sé, pero solo l@s quería poner en contexto de lo que pasara en el próximo capítulo.
