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“Vaya, Tom...” •
•
• [...]
Dos palabras:
Puto sol.
Mis ojos se arrugaron dolorosamente al sentir el resplandor pegarme directamente en la cara sin pudor alguno, tapé mi rostro con una almohada y suspiré al darme cuenta de que ya no podía conciliar el sueño nuevamente.
Me quité la almohada y me fijé en que estaba sola, bostece y estire mis brazos al mismo tiempo, luego de ver por unos 3 minutos un punto fijo decidí levantarme para acomodar la cama y bañarme.
Al salir de la ducha escuché la puerta abrirse, Tom entró con una bolsa y silbando, cuando alzó la vista me sonrió pícaro al ver que acababa de salir del baño y seguía desnuda.
—Hoy es un gran día –se acercó y puse una mano en su pecho.
—Mucho sexo, Riddle
—Pero... Nunca es suficiente, bonita –dijo mientras me seguía con un puchero en sus labios.
—He dicho que no –abrí el clóset y saqué la ropa que usaría. Sentí una mano de Tom agarrar mi cuello y echar mi cabeza hacia atrás.
Él estaba detrás de mí por lo que al echar mi cabeza para atrás lo ví a los ojos, abrió mi boca y metió sus dos dedos en ella. Los chupe y luego sonreí. —Hoy no se folla
—¡Pero T/N!
—Tom, no queremos inconvenientes con nombre, apellido y pañales ¿si?
—Por eso puedes tragartelo –sugirio y negué divertida.
—No, Tom
Él suspiro rendido y fue hasta el balcón para esperarme y desayunar.
[...]
—T/N... –voltee a verlo cuando me sonrió inocente.
—¿Tom?
—¿Me regalas gomitas?
—¿Ya te acabaste 7 paquetes de gomitas? –alce una ceja y él rodó los ojos.
—No entenderías
—No te daré de mis gomitas
—Pero...
—Sin peros, Thomas –negue. —No te daré gomitas
—¿Ni sexo ni gomitas? Estas siendo mala ¿sabias?
Rode los ojos y negué burlona. —Eres un estúpido ¿sabias?
Habíamos desayunado hace un rato y él se había ido a comer sus gomitas al balcón, volvió con semblante triste y fue cuando me pidió mis gomitas.
