𝘾𝘼𝙉𝘿𝙔- (+18🚫) TOM RIDDLE. ✔️

14 de diciembre.

Phoenix.

La soledad de mi habitación me arropaba haciendome sentir miserable, la luz del sol no salia para mi y llamenme exagerada pero sentía una tristeza tan profunda, como si hubieran arrancado mi organo llamado corazón y lo hubiesen estrujado hasta que este se hiciera nada.

Vacaciones de navidad, 3 meses de embarazo, soledad absoluta y tristeza inhumana.

El nudo en mi garganta no se había ido desde aquella tragica tarde en donde me anunciaron la muerte del amor de mi vida, de mi alma gemela, mi señor odioso...

Mi Tom...

—Hija –la voz de mi madre se hizo presente entre tanto silencio. —Ya es hora de que te vayas a duchar

Suspiré exhausta. —No quiero ir

—Los chicos hacen esto para que renazca su amistad, desde lo de Tom... Desde él nada ha sido igual

—Ni lo será, mamá, nada será igual

Se agachó frente a mi y me miró con tristeza. —Algún día aprenderan a vivir con el constante recuerdo de Tom, pero no como algo triste, sino como un recuerdo bonito

Algún día...
Ese algún día llegaría muchisímo después...

—Anda a ducharte, amor

Asentí. Me levanté con cuidado y caminé hasta el baño.

Algunas veces ni iniciativa para darme una ducha tenía...

Me quité la ropa y observé mi cuerpo en el espejo, ya tenía la barriga más grande, mis pies algunas veces se hinchaban y tenía antojos de todos tipos.

Al menos no había dejado de comer...

Y al menos seguía teniendo a nuestro o nuestra hija creciendo dentro de mi.

El bello producto de nuestro eterno amor.

Luego de bañarme me vestí, iría a casa de Draco, nos reuniriamos todos para hablar un rato, hacía mucho que no pasabamos tiempo juntos.

Los extrañaba...

—Mamá, ya me voy –avisé y ella salió de la cocina para darme un abrazo. —Despideme de papá

—Está bien, disfruta hija, habla mucho y pasa un lindo rato ¿si?, lo mereces demasiado

Asentí intentando sonreír. Llevaba tiempo sin hacer apariciones pero esta la logré hacer bien.

Observé la mansión Malfoy, mi pecho se apretó al recordar algunos momentos vividos aquí.

Esa esa mi nueva especialidad... Reprimir recuerdos para no sentirme mal y para no envolverme en ellos.

Caminé y toqué la puerta con unos 4 suaves toques, tal vez era la última en llegar... Como siempre.

Miré la punta de mis zapatos hasta que la gran puerta se abrió dejandome ver a un ojeroso Draco.

—Phoenix...

—Malfoy...

Susurros... Eran solo susurros dolorosos.

—Ya dame un abrazo, por favor –dije y entonces me rodeo en un abrazo recorfontante.

—Bienvenida, pequeña pulga, el tío Draco ya quiere conocerte –sonreí viendo a Malfoy hablarle a mi barriga.

Entramos y al llegar a la sala principal los vi...

Todos estaban allí, hablando entre ellos, y con caras agotadas.