DOS: CONFIANZA

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-Rin. -Al escuchar su voz llamándola el impulso de detenerse y mirarlo la llenó. Se sentía como si el demonio la hubiera frenado con su mano, reteniéndola en su lugar, cuando solo un tono preocupado en su inexpresiva voz provocó tanto en ella.

Se dio la vuelta lentamente, luego de asegurarse de que la única lagrima que cayo de sus ojos había desaparecido. Aunque ello no arreglaba el problema de sus ojos vidriosos. Lo miro, por primera ve dejando que sus emociones la invadieran. Sin reprimirlas.

"Siempre alegre, Rin" Las palabras de su madre, grabadas en fuego en su memoria. Pudo recordar el rostro de la hermosa mujer mientras perdía la vida poco a poco, luego de la herida dejada por un ladrón. "Sonríe, mi princesa. La vida tiene algo mucho mas grande preparado para ti"

En algún momento del tiempo que trascurrió simplemente bajo la mirada, concentrándola en el pasto que los rodeaba dentro de los frondosos árboles, sin verlos realmente. Toda su vida honro las palabras de su madre. Ella en si misma era una chica alegre y complaciente, su carácter se formo de esa manera aun con los acontecimientos de su infancia.

Pero ahora solo podía dejarse llevar por el sentimiento ácido en su pecho.

-Muéstrame tus ojos -Con ligereza y cuidado, el demonio tomo su mentón y subió su mirada. Ella no la alejo, se enfrento con los ojos más hermosos que vio en toda su vida.

Fríos como siempre.

Su expresión cambio ligeramente al ver los enrojecidos orbes de ella, y mientras se dedicaba a quitar el pequeño rastro de la antigua lagrima, ella por fin lo vio claramente. Siempre estuvo la verdad en ella, siempre supo que esto iba a pasar, pero no espero que la golpeara con tanta fuerza. Estaba completa y tontamente enamorada del demonio que usaba las mismas garras que a ella la tocan con delicadeza para matar a sangre fría.

Al admitirlo y dejando de esconderse de ello, la alegría y fuerza volvió a su cuerpo, regalándole al demonio la mas cálida de sus sonrisas.

Y el rostro de desconcierto de el al ver su cambio de humor no tenia precio. Ladeo la cabeza como un cachorro perdido.

Y ella le regalo una risilla melodiosa y tranquila.

-No lo estas usando. -El demonio bajo su mano y se alejo un paso de ella.

-Creo que no, pero no estoy segura de a que se refiere -Rin camino manteniendo su sonrisa, avanzando lentamente en el camino a su cabaña.

-El regalo de la última vez, Rin.

¡Lo había olvidado! Se estaba centrando tanto en la miseria que sentía, que olvido por completo la bolsita delicada que el le entrego esa noche. Rebuscando en los compartimientos de su traje, la encontró.

-Usted es quien tiene la culpa -Le dijo, mientras desataba la cinta que mantenía la bolsita de ceda unida, sonriéndole. -Me hizo enfadar mucho, y lo olvide.

Dentro de la tela se escondía la mas hermosa figurita que había visto; una luna plateada. Era un precioso prendedor de plata, con una sola piedra ambarina en una de sus puntas. Era del mismo color de los ojos de su demonio.

-Ponla en tu pecho -No se había percatado que el demonio estaba frente a ella, tomando la pequeña joya y prendiéndola de su ropa -Lado izquierdo, y con ella no vuelvas a bajar la mirada ante nadie.

-¿Ni siquiera ante usted? -Toco la joya y miro los ojos del demonio.

El no la estaba mirando directamente a los ojos, tenía los suyos pegados un poco mas abajo en su rostro, y al darse cuenta de donde miraba, ella se sintió inquieta. Se le seco la boca.

Someone to protect - Sesshomaru y Rin  [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora