DIECISÉIS: YOKI HANYO

2K 139 23
                                    

El movimiento en palacio no dejaba de ser bullicioso. Una gran cantidad de seres, entre los que ayudaban en los quehaceres de palacio, hasta algunos soldados estaban buscando las órdenes del Rey.

Por todo el territorio custodiado por la barrera que había dejado el antiguo señor se había difundido la noticia de que Sesshomaru había ahuyentado una emboscada, por lo que las defensas y cuidados de todos ahora eran mucho más altas. Ya hacían 3 meses desde ese día.

También hace 3 meses, y solo unos días después había llegado el Señor del palacio junto con su esposa. La siempre sonriente mujer se veía extraña, todos podían notar como había cambiado su naturaleza haciéndola una presencia demoniaca más. Pero jamás mezclándose con ellos.

La energía que emanaba la Reina era fuerte, igual de imponente y aterradora que la del propio Rey, y eso hacía un contraste de lo mas curioso, teniendo en cuenta que ella era todo, menos aterradora en su día a día. Eso cambiaba cuando estaba entrenando.

El Señor la dejaba entrenar con los soldados, viéndola desde lejos para no intervenir cada vez que alguien se acercaba demasiado a ella. La chica era capaz de derribar a todos, tal como lo hacía el. Pero eso era fruto de mucha concentración y tiempo en que ella había sido entrenada por Sesshomaru.

El demonio se había vuelto sumamente posesivo y sobreprotector con ella, quien a penas comenzaba a lucir la pancita muestra de la vida que llevaba en ella. La propia energía fuerte y constante de los seres en su cuerpo se mezclaba con el de la Yoki Hanyo, haciendo que todos supieran donde estaba ella en todo momento.

Y ella revoloteaba por todo lado, todo el día.


Rin estaba ayudando a Yuki en la cocina. Tarareaba canciones inventadas por ella misma desde que era pequeña, mientras con cuidado cortaba un medallón de carne que luego pondrían al fuego.

-¿Ya no te da nauseas la carne? -Ella y la bonita demonio se habían vuelto mas cercanas el tiempo en que ella había vuelto al palacio. Ya habían pasado 3 meses desde que despertó siendo diferente, y todo el tiempo ella estuvo a su lado.

-La consistencia siempre me va a parecer asquerosa -Arrugó la nariz recordando la primera vez que había cortado carne de pequeña. Que mala vida había llevado.

Yuki se rio fuerte mientras le quitaba el cuchillo.

-Muévete Reina. Lo que menos queremos es que tus cachorras decidan que es buena idea vomitar en la cena -Ella ahora usaba el titulo solo para molestarla, sabiendo que no le gustaba que la trataran así.

-Le brindaría un sabor exótico -Le guiñó el ojo haciéndola reír más, mientras ella se separaba un poco y acariciaba su pancita. No era demasiado prominente, pero definitivamente era mayor que la panza que vio en otras mujeres de la aldea.

Se parecía mucho más a la de Sango, cuando tuvo a sus gemelas. Redonda y discreta.

-Tu nariz te traicionará un día. -No podía evitar sonreír mientras ella ponía una cara preocupada. -Sientes lo que esta cocinando la casa de la aldea a mil kilómetros.

-No todo me da nauseas Yuki.

-No te da nauseas tu esposo por las noches, por ejemplo. -Escuchó perfectamente su murmullo.

-¡Yuki! -Las carcajadas de la demonio se expandieron por toda la cocina, y ella se sonrojó, como siempre que ella bromeaba de esa forma.

-Cariño, a mí el me da miedo. Ni siquiera su padre fue así de sombrío jamás. Te admiro mucho.

-El Señor Sesshomaru es amable -Sonrío al pronunciar la frase que mas acostumbraba, siempre defendiendo el actuar del demonio.

-El te adora, eso es obvio.

Someone to protect - Sesshomaru y Rin  [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora