Podía percibir perfectamente el viento que golpeaba su cuerpo, pero en realidad nunca llegaba a mover la tela suspendida en el aire. Su fino olfato podía percibir el aroma de los dos seres que estaban cerca de ella.
Pero sus ojos no eran capaces de ver más que completa oscuridad, nuevamente.
La energía del gran demonio custodiando su cuerpo estaba inusualmente baja. Su corazón palpitaba al mismo ritmo del órgano en el pecho de él, y entendía perfectamente que su estado de ánimo estaba en decadencia mientras permanecía con ella.
Recordaba al demonio como un ser majestuoso, que la vio con ojos enrojecidos por el descontrol mientras ella lo espiaba desde tras de un árbol. Las imágenes de ese día vinieron a sus ojos cerrados, sintiéndolo como si estuviera ahí, pequeña, sucia y determinada.
El ser envuelto en su estola suave, manchada de sangre, se volteo a verla con puro instinto de supervivencia, espantando su cuerpo pero no el tirón que sentía en su corazón al verlo. Ella debía llegar a él, dejar así a un ser tan majestuoso era un pecado. Se acercó a el aferrando un pequeño termito maltrecho en sus manos, lista para limpiar una gran herida en su hombro.
Y cuando el agua cayó limpiándolo, sus ojos rojos se transformaron en pozos dorados, que la miraban fijamente mientras por primera vez una de sus manos acariciaba su mejilla. Aun pequeña, pero en infinita mejor condición que antes, estaba tirada en el piso del palacio de la madre de él. Recordaba la calidez en la palma de la mano.
Levantó su mano para tocar la del demonio, y todo cambio nuevamente. Acariciaba la mano del ser frente a ella, vestida con un de los kimonos que el le regaló, observando los pozos dorados llenos de ardor mientras por fin sus labios chocaron.
Abrió los ojos, viendo dos regordetes y cremosos rostros en su pecho. Y con ello fue capaz de recordar, esta vez, la sensación intensa que le recorría cada vez que sentía aquella presencia. Recordaba el amor desbocado, intenso, bullendo en su cuerpo e impulsándola a buscarlo en cada uno de los respiros que daba.
El pecho de repente le dolió, sintiendo pura desesperación surcar su cuerpo. Quería tocarlo.
Sintió la energía del demonio, su esposo, comenzar a fluir caótica, removiéndose en el lugar donde se mantenía custodiándola, y reconoció que el notó su creciente inquietud.
-Mantendré a las tres. -Su voz recorrió todo su cuerpo, suspendido en el tiempo congelado.
Pudo notar la palma del demonio en el límite que los separaba, e incluso con ese gesto leve, el calor que le llegó le calmó el alma.
-Ellas crecen, fuertes. -El corazón comenzó a correrle más rápido, sintiendo que el del demonio lo hacía igual. -Te veo en ambas. Tienen tus ojos.
Sus preciosas hijas. ¿Cuánto tiempo había pasado?
-Espero que también tengan tu corazón.
Espero que tengan la nobleza de su alma.
-Su energía también la tienen -Jaken, su fiel amigo, tenía una energía alegre.
Le calmaban la inquietud en el alma.
-Cuatro años. Están a salvo.
Algo en su pecho se removió, sintiendo la necesidad de moverse y salir tras él. Buscar a su familia.
-Hasta ahora, la hija de Inuyasha también lo está.
Un tirón hizo que todo su cuerpo palpitara, y el fuego comenzó a arder en toda la extensión de ella, dejándola invadirla por completo mientras forzaba los ojos para poder ver al par de demonios que no dejaban de cuidarla.
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Someone to protect - Sesshomaru y Rin [+18]
FanfictionRin se ha preparado. Su desición de que vida vivir siempre estuvo tomada, por lo que busco la forma de caminar junto al demonio que adora. Entonces... ¿Por qué el aún no le pide volver bajo su protección? Un giro en la historia previa al cuento de h...