QUINCE: DESCUBRIR

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El césped le hacia cosquillas en las piernas, mientras estaba recostada en el mismo claro donde ella le había confesado sus sentimientos a su ahora esposo. Cada momento que pasaba podía sentir como la hipersensibilidad que en un momento la invadió desaparecía. Ahora solo permanecía en sus sentidos el olor y energía de su demonio, que estaba en algún lugar cerca de ella. En realidad no se había molestado en localizarlo exactamente.

Con los ojos cerrados acariciaba su vientre en un acto inconsciente, mientras sonreía a la nada.

No soy capaz de distinguirlas. Que mala madre seré.

Tan distraída estaba riendo de su propia ocurrencia que no lo sintió venir.

La estola de su esposo le cayó en la cara, sacándola de su trance. Un par de ojos la miraban con sorna, brillando de puro ocio.

-Alerta esposa -Se levantó para mirarlo de frente. -Otro demonio ya te habría comido.

-No creo que eso pueda pasar, Amo -Su sonrisa se agrandó al ver la desaprobación en sus ojos dorados.

-¿Crees que no te comerían? -Ahí estaba de nuevo, su cuerpo vibrando. -¿Por qué no lo harían? -El estaba jugando con un mechón de su cabello, mientras parecía aburrido. -Tan apetecible.

Se alejó de él entre risitas, mirando su rostro de expresión seria.

-No pondría objeción -Caminó a la orilla del río cercano. Aun no comprendía exactamente que había cambiado en ella. Al mirarse el cuerpo no veía mas que una marca extraña.

El demonio camino tras ella, tomándola de la cintura en el momento que la alcanzó. Le dio la vuelta y se enfrentó a la voluntad de acero de él, parecía determinado, con los movimientos que seguiría completamente estudiados.

Lo vio tranquilamente desenvainar sus dos espadas, manteniendo él en su mano la Tenseiga, y ofreciéndole a ella su preciada espada destructora.

Rin había tocado infinidad de veces esa espada, y nunca sintió mas que el peso de una hoja excesivamente mortífera. No había pasado como con el arma que el le había regalado, que la había llenado de una sensación incomoda y casi dolorosa en primera instancia. Acercó la mano confiada solo para sentir, al momento del contacto, la descarga más grande que sintió jamás corriendo hasta su pecho.

-Empúñala. -Se encontraba bajo la mirada atenta y dura de él, presionándola -¿Encontré uno de los miedos de mi atrevida esposa?

Sin pensarlo la tomó, apretando la palma de su mano en ella y sintiendo cómo, de hecho, al sentirse confiada empuñándola ninguna sensación desagradable la invadía. Solo excitación.

Bakusaiga la aceptaba, y ella sentía a su cuerpo absorber la energía que de ella emanaba.

-La espada no te hará daño. -Sesshomaru le acarició un costado de su mejilla. -Es parte de mí, después de todo.

No alcanzó a reaccionar, mucho menos a calcular su movimiento, cuando el demonio se había alejado lo suficiente de ella para luego arremeter contra su cuerpo, con la espada de su padre lista para atacarla. Solo le dio tiempo a bloquear el golpe con la espada en su mano, viendo como ya no saltaban chispas entre ellos, sino solo se escuchaba el ruido sordo de los metales juntos. Con fuerza lo empujó, haciendo que el se separara un poco y ella recobrara posición.

La volvió a atacar, desde un costado esta vez, obligándola a saltar para evadir su arma.

Entonces entendió. Se vio levantada un par de metros del suelo, cuando no había hecho demasiado esfuerzo para moverse. La fuerza de su cuerpo le había permitido moverse rápida y certera.

Someone to protect - Sesshomaru y Rin  [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora