CINCO: CONFESIÓN

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Sesshomaru vio a una muy nerviosa joven acercarse a el, su caminar era tembloroso ¿Qué cosa le pasaba? ¿Estaba enferma? Su aroma no había cambiado en lo absoluto. Si es que acaso hacia que se embriagara cada vez más cuando lo sentía.

-¿Te encuentras bien, Rin? -La oven avanza hasta su lado, donde se sienta al otro lado del árbol y su tronco. A penas esforzándose el demonio es capaz de ver su rostro.

-¿Necesita que me aleje, Señor Sesshomaru? -La voz que le dedicaba la joven nunca había sonado tan quebrada. Algo le pasaba a su protegida.

-¿De que hablas? -El comenzó a levantarse para mirarle a la cara, pro la apresurada voz de la chica lo detuvo.

-La espada que me entrego es muy práctica, y comprendo que con ella desde ahora me podre manejar sola.

-Mírame a los ojos. -El ya estaba de frente, estudiando la expresión en el rostro femenino. Pequeñas gotas caían de los ojos de la joven, y se tensó.

-No necesita tomar tanto tiempo para despe... -La tomó por los brazos con velocidad y delicadeza a partes iguales, haciendo que se levantara. Con una mano irguió su mentón, buscando que lo mirase por fin. Extrañaba los ojos desafiantes y centellantes de ella. Extrañaba su tono de desaprobación cuando él era demasiado irónico en sus comentarios.

Extrañaba sentirla en sus brazos. Pero eran palabras que no diría.

-No entiendo que estas hablando, por lo que debes ser más clara.

-¡Me deja! Entiendo que está aquí para decirme que debe seguir sin el estorbo que podría ser yo, una humana que no envejecerá a su lado jamás.

-¿Eso hago? -No pudo evitar fruncir el ceño mientras la miraba.

-Soy una carga, no le soy de utilidad.

-La especie a la que pertenezcas me es indiferente, Rin. ¿Es eso lo que te molesta?

-¿No me esta dejando? -Los ojos de Rin siempre fueron un puente de expresividad. El siempre pudo saber exactamente cual era el animo de la entonces niña tan solo mirando sus ojos grandes y cálidos. Ahora lo miraba con tal devoción, que el no supo que hacer ni como corresponder.

Todo era nuevo. ¿Es esa sensación embriagante y adictiva la que hizo que su padre cayera en ruinas? ¿Eso te hace estar tan cerca de un humano? ¿Ese gran deseo?

-No te estoy dejando -Le dijo sin más.

Los hombros de la joven bajaron y pudo notar como se iba la tensión de su cuerpo. Que mujer extraña.

-Pero la espada...

-¿Qué te hace creer que yo, el Gran Sesshomaru le daría uno de mis colmillos a alguien que estoy abandonando? ¿Me crees así de vulgar, Rin?

Rin podía ver la inexpresividad habitual de su rostro, y podía sentir la ironía en su voz como de costumbre. Pero no podía entender como alguien diría algo así y se quedaría tranquilo. ¡¿Cómo que uno de sus colmillos?! ¿He estado empuñando un arma hecha de su energía todo este tiempo?

Comenzó a buscar respuestas inútiles de forma silenciosa en su lenguaje corporal, cosa que claramente no encontró.

-Siempre puedes devolverla, si no la quieres -La risa sonaba en su voz.

-Para mí, una simple humana, es un honor llevar un arma suya, Señor Sesshomaru -Le sonrío, comenzando a sentir el alivio en su cuerpo. No la estaba dejando, y sus palabras confusas solo servían para darle esperanzas. Y eso no le gustaba, pero quería sentir el momento de triunfo. -Es usted muy amable, Mi Señor.

Someone to protect - Sesshomaru y Rin  [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora