Rin vio a su hija, Towa, caminando entre los comandantes del ejército de sus tierras. Sus facciones, maduras y fuertes, se mostraban frías y serias mientras discutía los asuntos de la defensa de palacio, mientras Hinata intervenía con el derecho que le daba ser su mejor hombre.
El chico se parecía tanto a su padre, que imponía respeto en todas las tierras, siendo altamente reconocido como uno de los seres mas poderosos, junto con sus hermanos y también, su Tío Inuyasha y primos.
Saori entró corriendo, desordenando a los soldados y provocando una mueca en los rostros de sus hermanos mayores. Los ojos escarlata de Towa brillaban bajo la seriedad impuesta por si misma frente a sus hombres, demostrando su amor por la joven envuelta en un traje violeta y rojo de exterminadora. Hinata se apartó, soltando una risita discreta.
Towa tomó el poder hace algunos años, cuando su esposo consideró que la joven había comprendido suficientemente bien la necesidad de rectitud a la hora de gobernar, y también cuando le demostró que era capaz de igualar mínimamente su poder. Lo cual es mucho, si se tiene en cuenta que hablamos del demonio mas poderoso de todos los tiempos, y todos sus herederos se ven algo disminuidos por la sangre humana que aún existe, mínimamente, en las venas de ella.
Rin se removió felizmente en la fuente de calor que la sostenía, mientras miraba la discusión infantil entre sus tres hijos, luego de que los soldados se fueran.
Hinata rodaba los ojos en blanco, tornando su rostro con una mueca que lo hacía levemente mas parecido a ella. El chico era ver a su padre, pero con el cabello castaño, vestido con el mismo estilo de su demonio.
Towa inflaba los mofletes en una costumbre infantil que no era capaz de borrar de si misma, ni aun ahora siendo la Reina, mientras Saori, con su cabello oscuro recogido en una coleta alta que dejaba ver sus mechones plateados, se reía haciendo que sus colmillos fueran visibles y que sus grandes ojos dorados brillaran por la burla hacia sus hermanos. Ella, con su felicidad latente y risas fáciles, era la más parecida a Rin.
Tomó el camino de su madre y el que también había tomado en un momento su hermana mayor, decidiendo defender a los humanos de demonios indolentes.
Cien años le hubieran parecido muchísimo tiempo antes, pero disfrutando de la familia que nunca fue capaz de tener de pequeña, siendo una humana, el tiempo era benevolente con ella ahora, mientras se mantenía segura en el pecho de su esposo.
El soltó un gruñido bajo, mientras apretaba sus garras en la cintura de Rin, manteniéndola mas pegaba a su pecho desde la espalda de ella.
-Puedo sentir tus pensamientos volando, esposa. -El demonio la tomó por la cintura, levantándola con cuidado y reubicándola en su regazo, ahora sentada en sus piernas de frente.
Sus ojos dorados eran impresionantemente suaves cuando la veía solo a ella, cálidos y juguetones, destacando en su precioso rostro lleno de hielo. El le acarició con una mano cuidadosa, como de costumbre, la mejilla.
-Mucho ha pasado desde el día en que usted me pidió ser su esposa, y me siento gratificada con como se movió mi vida. Todo gracias a usted.
-Yo no recuerdo haberte pedido nada, Rin. -La sonrisa de medio lado apareció en su rostro, casi imperceptible y tranquila.
Rin rio, observando el serio y egocéntrico rostro de él. No había cambiado en absolutamente nada sus facciones, mientras que ella tenía diferencias en su rostro que ni siquiera eran visibles para algunos.
Tras de ellos todo decoro que mantenían sus hijos por verse serios se disolvió, ahora inmersos en una discusión que se podía escuchar por todo palacio y sus aldeas. Rin rio más alto, escuchándolos.
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Someone to protect - Sesshomaru y Rin [+18]
FanfictionRin se ha preparado. Su desición de que vida vivir siempre estuvo tomada, por lo que busco la forma de caminar junto al demonio que adora. Entonces... ¿Por qué el aún no le pide volver bajo su protección? Un giro en la historia previa al cuento de h...