DOCE: ATRÁS

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Oscuridad. Nuevamente, como en su sueño, estaba sumida en la oscuridad, pero de forma diferente esta vez.

Se encontraba sentada en medio de un camino turbulento y zigzagueante que no tenía fin. Lo recordaba bien de la ultima vez que estuvo ahí, su alma desesperada por encontrar nuevamente a su héroe de siempre.

Así que realmente había muerto. Lo ultimo que recuerda fue besar los labios de su esposo, justo antes de ser arrastrada hasta ahí, a la fría oscuridad. Y ya no habían más oportunidades para ella.

-Nunca me gustó demasiado la oscuridad -Hablaba para ella misma, dándose animo para levantarse y comenzar a caminar.

-Un rasgo muy humano -Se sobresaltó al escuchar la voz de la demonio, buscándola inútilmente en los limites estrechos del camio. No estaba ahí, solo podía escucharla.

-Señora Irasue -Sonrió agradecida, dejando que una lágrima cayera por su rostro mientras emprendía lentamente su camino. -No me gusta la soledad. Me alegra escuchar su voz mientras camino.

-¿No te dije que fueras sensata, niñita? -Pudo escuchar la molestia en su voz. Era palpable incluso para ella.

-No iba a dejarlo morir así.

-Mi hijo probablemente habría sobrevivido a una herida, ¿No fuiste tu la que me dijiste que es el ser mas poderoso? -Estaba inquieta, la sentía. Pero nada se podía hacer.

-Lo es, pero igualmente no podía permitirlo. No dejaría que el cometiera el mismo error que su padre.

-Tu no entiendes nada, humana. -Resonó su carcajada dura y molesta, recordándole a la propia ironía en la voz de su esposo.

-El no podía dejar caer su imperio por mi -Se miró las manos, recordando su conversación el día en que la reclamó -No por una humana vulgar.

-Tu procedencia no le importa a mi hijo. Si tanto te interesa su imperio no habrías hecho tal absurdo. -Comenzaba a alzar la voz, mostrando su verdadero estado de animo - ¿Así es como agradeces la vida que se te brindó?

-Estoy absolutamente agradecida por la vida que usted y su hijo me regalaron -Nuevamente picaron las lagrimas en sus ojos mientras seguía caminando. -Su hijo fue el único ser que me vio más allá de mi maltratado aspecto, y fue el único que me preguntó como me sentía, en mucho tiempo desde que mi familia murió ante mis ojos. -Recordó ese día, en que el sin darse vuelta a mirarla, le preguntó quien la había golpeado. Sonrió, agradeciéndole a la vida. -Nunca tendré vida suficiente para agradecerle a el y a usted por haberme dado una oportunidad más y llenarme del amor que me fue negado por mi propia especie. Soy una humana, después de todo.

-Conmovedor -Su voz de absoluto aburrimiento la hizo reír. Que buena compañía tenía, incluso al final de su vida. -Pero igualmente tonta. ¿Crees que salvaste a Sesshomaru? Estas tomando a la ligera lo que significa que un demonio de mi linaje se mezcle con una humana.

Ella se paró en seco al llegar al final del camino. Ahí solo había oscuridad, y ella debía lanzarse sin pensar. La voz de Irasue la llamó.

-Mi especie no conoce sus sentimientos. No conoce como viven ni las fuerzas invisibles que los hacen moverse a hacer cosas estúpidas, pero hay algunos que sienten la curiosidad. Como Toga. El adoraba lo curioso que resultaban ser ustedes. -Su voz se cargó de buen humor al hablar de su antigua pareja.

Qué curioso, no parecía enfadada en lo absoluto por como terminó todo.

-Cuando un demonio de mi linaje acepta a un humano como tu en su vida, y termina desarrollando un apego como el que Sesshomaru tiene en ti, comienza a sentir. Pero no siente como lo haces tú. -La ironía típica y latente mientras hablaba se había esfumado. Rin la escucho atentamente -Si tu crees amar a mi hijo, lo que sientes no significa nada en comparación a lo que puede sentir el. No salvaste Sesshomaru en lo absoluto, niñita. Lo rompiste.

Someone to protect - Sesshomaru y Rin  [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora