Escuchar: Generation Why
Es una casa grande, de dos pisos y un pórtico extenso. Me recuerda a Dakota del Norte, a la casa de campo en la que, junto a mi familia, pasamos un fin de semana antes de que mi abuelo paterno muriera. Tengo un vago recuerdo de ese día; del clima y el ambiente tranquilo frente a las siembras de trigo que, bajo el sol, se veían dorados y junto a la brisa se movían dejando a su paso un silbido bajo.
Pero de todo a lo que me recuerda esta casa, lo único que no encaja es ese cartel enorme que lleva un sello brusco de «vendido».
— ¿A dónde irán cuando desalojen? —me detengo en medio del pasto a mirar el cartel. Jasper se detiene sobre el primer peldaño de las escaleras, de espaldas a mí.
—No lo sé.
— ¿Volverán a Queens? —el simple hecho de pensarlo que genera un nudo en la garganta.
Se regresa, mira al cartel y luego a mí. Intento sonreír, porque sé que se ha enojado conmigo, lo tengo claro desde que, en el instituto, lo he visto regresarse por el pasillo para evitar encontrarse conmigo o cuando al salir de sus clases de ciencias naturales ha salido en medio de los demás pasando desapercibido. He ido a buscarlo en la mañana al entrar, lo he buscado en el almuerzo y no he tenido más necesidad que mentirle a mamá sobre un proyecto con Alba para que no fuese a recogerme.
¿A caso no lo notas, Jasper?
Intento de todo para remediar mi error, para hacerte saber lo mucho que me ha dolido dejarte solo bajo el puente cuando aquella ha sido una de mis mejores mañanas.
— ¿Podemos hablar? —termino diciendo.
Asiente con lentitud, avanza los dos últimos escalones y toma asiento sobre una banca colgante en el pórtico. Dejo de mirar el cartel y cruzo por completo el patio delantero. Dudo un instante en entrar, pero él se corre y palmea el asiento a su lado. Al igual que Jasper dejo el bolso sobre el suelo y tomo asiento junto a él; con mis manos sobre la falda escolar y mi hombro rosando al suyo.
—Llegaba tarde a casa —digo al fin.
—Pudiste haberlo dicho.
—No quería despertarte.
—Entiendo.
Se queda en silencio, mira directamente al cartel y luego regresa a sus manos. Deseo decir algo más, disculparme debidamente o rellenar el silencio con un nuevo tema de conversación. Pero veo todo zanjado; Jasper piensa, me he dado cuenta que lo hace demasiado. Prefiere callar todo en vez de hablarlo, entonces me digo que ¿quiénes somos en realidad? Si toda nuestra verdad la guardamos en nuestros pensamientos. ¿Quién eres Jasper? ¿Qué tanto hay sobre ti en tus pensamientos que prefieres callarlos?
— ¿La casa está sola? —corto el silencio con lo primero que me viene a la cabeza. Pero Jasper no responde, es la puerta al ser la abierta la que, junto a perro de pelaje negro y una señora mayor, quienes me responden.
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¿Quiénes somos de noche? ✅
JugendliteraturÉl cree en las sensaciones raras. Ella en las personas tormenta. ...... Jasper Klein termina en Nashville, Tennessee, sin saber muy bien por qué. Lo poco que sabe es que su padre no puede seguir trabajando y que la casa de sus abuelos se ha puesto e...