🌙Capítulo 29| Erin.

430 60 36
                                    

Dante es alto, de piel bronceada, cabello oscuro y largo que le cae por sobre los hombros; rasgos finos y ojos claros, casi almendros

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Dante es alto, de piel bronceada, cabello oscuro y largo que le cae por sobre los hombros; rasgos finos y ojos claros, casi almendros. Tiene labios gruesos, nariz perfilada y sonríe mucho. Es latino, lo noto por su acento al hablar un inglés fluido, pero al cual le añade palabras en español que no entiendo muy bien. Aun así, me agrada.

Y yo parezco agradarle a él cuando, sin importar que hayamos irrumpido en su apartamento en medio de la madrugada, me da un abrazo y un beso en la mejilla, ofreciéndonos una bienvenida en la cual no hay preguntas fuera de lugar ni mucho menos alguna que nos deje al descubierto sobre escapar de casa.

Aprendo mucho de Dante con tan solo minutos: es libre, demasiado expresivo y ama a Jasper como si fuese su hermano. Porque al mirarlo, no tarda en abrazarlo sin vergüenza y besarle el rostro con diversión hasta que Jasper se aleja de él para tomar aire y regresar a sus brazos. También aprendo que Dante conoce y entiende a Jasper a la perfección, porque no necesitan de palabras cuando, tras quitarnos el equipaje de encima, tan solo se miran y parece que ya todo está dicho.

—Se quieren mucho —reboto en colchón que se encuentra sobre el suelo, Jasper me mira mientras coloca el prestillo a la puerta, deshaciéndose de la camisa.

—Lo extrañaba mucho —confiesa— temía olvidar Queens y que con ello olvidase a Dante.

Jasper se acerca al colchón, se deja caer llevándome consigo, haciéndome apoyar mi mejilla en su pecho desnudo mientras sus brazos rodean mis hombros y espalda, acercándome a él. Nos quedamos en silencio, mirándonos. Entonces pienso en que hemos llegado, en que al otro lado de la pequeña habitación en la que nos encontramos está Dante, y que unos kilómetros el hospital donde todo comenzó.

También pienso en que, a unas cuadras, se encuentra el apartamento donde Jasper vivió, donde se convirtió en amigo de Dante y donde quizá, fue muy feliz.

—¿Piensas en algo? —murmura. Sus ojos escudriñan los míos, estoy a pocos de dormirme.

—Lo logramos —contesto— he conocido a Dante y me ha agradado.

—Pedí en todo el camino que Dante fuese de tu agrado.

Sonrío removiéndome entre sus brazos hasta que mi espalda choca con su pecho. Frente a nosotros un gran ventanal muestra como los copos de nieve caen perezosos.

—¿Él...? —dudo un instante— ¿Él aún se droga?

Jasper me abraza a un más fuerte.

—Dante también necesita ayuda —contesta pasados los minutos, creo haberme dormido, pero no es así— pero no se trata de que él no quiera aceptarla. Sino de que cree que todos tienen problemas y por ello ya no existen personas que puedan ayudar.

—Es difícil concebir esa idea luego de haberle hablado a un rostro distinto de ese pensamiento.

—Lo que hace a Dante verse distinto es que él ama la vida, Erin. Es por ello que sigue adelante. De lo contrario no tendría razón alguna para encontrarse con los pies sobre la tierra.

¿Quiénes somos de noche? ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora