🌙Capítulo 24| Jasper.

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Advertencia: el inicio de este capítulo representa un ataque severo de ansiedad, en ningún momento se romantiza, por favor leer bajo tu propia responsabilidad. Psdta: si te encuentras en una misma situación a la de este capítulo, no dudes en pedir ayuda.

 Psdta: si te encuentras en una misma situación a la de este capítulo, no dudes en pedir ayuda

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Es de noche cuando despierto. La fogata aun crepita, y hay luciérnagas aferrándose a la carpa, haciéndola brillar, y todo aquello, junto al sonido del bosque me crea un vértigo enorme en el pecho que me obliga a deshacerme de las sabanas y colocarme de rodillas. No puedo respirar, la cabeza me da vueltas y un punzón insistente en el estómago me amenaza con hacerme vomitar.

Al otro lado, en las demás carpas, hay voces por lo bajo que se cuentan secretos. Miro a Darrell, a mi lado, se encuentra de espaladas a mí en su saco de dormir. Estiro mi mano para despertarle, pero hay algo en mi cabeza que me grita, me dice que a él no le importa lo que me sucede y que mucho menos me ayudará.

Me cubro la boca con las manos temblando, ahogando gemidos de miedos que me embargan junto a un par de lágrimas. Pienso mucho, demasiado rápido, sin tan siquiera pensar en algo en concreto, tan solo pienso en el mar, en el puente que debí saltar desde hace mucho. Todos los pensamientos son tan rápidos que no me permiten desecharlos o aceptarlos.

Necesito ayuda.

Me coloco a gatas, abro la carpa y salgo corriendo de ahí. La luna se refleja un poco sobre el lago, permitiéndome guiarme hasta la carpa de Erin, lo hago temblando, con frio y sin tan siquiera saber por qué. La llamo dos veces. A la tercera lo hago casi gritando.

Ella abre la carpa, aun somnolienta, con el cabello enmarañado y la voz cansada.

—¿Has visto el lago? —murmuro entre tartamudeos.

Erin se aparta el cabello del rostro, me mira con más quietud.

—¿Jasper? ¿Qué sucede? —lleva sus manos a mi rostro— ¿Estás bien?

Trago fuerte. Niego dejando que algunas lágrimas me sobrepasen.

—No, Erin. No me encuentro bien, siento que voy a morir.

Termina de despertar con mis palabras. Sale por completo de la carpa y se coloca en pie junto a mí. Sus brazos delgados, junto a su cuerpo menudo me abrazan por completo, acurrucándome como si aquello fuese capaz de regenerarme el mundo entero. También acaricia con tanta ternura que, de saber cómo, me hubiese desarmado y vuelto a armar con tan solo eso.

—Todo estará bien.

—No, no puede estarlo cuando le tengo tanto miedo a vivir.

El vacío en mi pecho se extiende. La aparto, me asfixio.

—Iremos al lago.

—Jasper...

—Yo tan solo te pido acompañarme —la voz se me quiebra, comienzo a llorar cubriéndome la boca, desesperado.

¿Quiénes somos de noche? ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora