Capitulo VIII

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Apretó sus labios mientras ajustaba de nuevo el corsé sobre su pecho, metió la mano por el frente de su busto mientras intentaba respirar con normalidad pero madre se empeñaba en tirar con fuerza de las cuerdas

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Apretó sus labios mientras ajustaba de nuevo el corsé sobre su pecho, metió la mano por el frente de su busto mientras intentaba respirar con normalidad pero madre se empeñaba en tirar con fuerza de las cuerdas.

—¿Por qué tengo que ir? —Ni siquiera tengo pareja.

Madre masculló algo entre dientes mientras tiraba de nuevo de las cuerdas, ahogo un jadeo y enterró las uñas en la madera del pilar de su cama mientras rezaba internamente por no morir ahogada.

Angie se retorcía con diversión sobre su vestido haciéndole arrugas que ya no iba a dar tiempo de quitar, cuando madre por fin soltó las tiras haciendo un pequeño nudo en la parte baja de su espalda, se quejó mientras intentaba moverse bien pero era imposible.

—Te esperamos en la sala. —se quejó de nuevo comenzando a caminar hacia el lado de la cama donde Angie retozaba—. Salimos en un par de minutos.

Asintió de nuevo mientras levantaba el fondillo de su vestido para colocarse el calzado, ni siquiera se pudo sentar de nuevo por lo que hizo todo de pie mientras escuchaba la puerta de su habitación cerrarse dando por hecho que su madre había salido.

Tomo su vestido y lo pasó por encima de su cabeza ajustándose como era debido las mangas, mordió su labio inferior mientras comenzaba a tirar de las cintas traseras del corsé del vestido, dado que su madre ya casi le había sacado un pulmón tirar de esas cuerdas ya no era un gran problema.

Miro con desinteres su reflejo mientras terminaba de atar las cuerdas, aliso su vestido por el frente cuando termino y de verdad cuestiono por que habia comprado un vestido amarillo en primer lugar.

Ajustar la parte frontal de su vestido justo sobre su busto que se estaba saliendo un poco más de lo que debería, no le gustaba demasiado tener el busto grande, tiro de las mangas del vestido que apenas llegaban hasta sus codos mientras que el escote iba en círculo hasta la mitad de sus hombros.

—Ojala nunca crezcas y no tengas que pasar por estas cosas —murmuró entre dientes mientras se sentaba sobre su taburete para atarse el cabello—. No sabes lo feo que son los corsés Angie.

La bebe apenas hace unos ruiditos mientras se movía hasta acomodarse sobre su estómago y apoyar la cabeza de nuevo sobre la cama, era demasiado adorable, ató su cabello en un moño mientras dejaba los rizos forzados de su cabello caer en lugares estratégicos, dándole a su rostro un aire infantil.

Se colocó el estupido sombrero que siempre la acompañaba antes de levantar a Angie por debajo para salir de su habitación.

Era un panorama extraño si lo veias bien.

Ella con una bebe en brazos.

Padre ajustándose por millonésima vez las solapas del traje.

Madre riñendo a Mason.

Mason jugando a saltar por allí escapando de la abuela.

Los ojos de su mismo tono aguamiel que portaba su padre cayeron sobre ellas y les dedico una media sonrisa.

Lady CorbacDonde viven las historias. Descúbrelo ahora