Aquí habita un vampiro.
Todos lo temen.
Dicen que es malo.
Dicen que asesina por qué ama la sangre.
Todos hablan de «él»
Aunque nadie le ha visto el rostro.
Nadie sobrevive lo suficiente.
Los cuerpos siguen apareciendo.
Nada los detiene.
Quieren ext...
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Apoyó su mejilla contra el vidrio de la ventana pensando en todo y a la vez en nada.
Se sentía enferma.
Madre había dicho que estar en constante contacto con Mason pudo haberla contagiado, el doctor aún no había ido a checar pero su madre había diagnosticado que debía alejarse de los demás.
Ya no podía estar en la misma habitación que Angie o su padre o madre por miedo a enfermarse.
Sin embargo ella muy dentro de sí sabía que eso no era lo que la tenía mal.
Paso de nuevo el pañuelo bajo su nariz sabiendo que seguía notando sangre, no había parado de sangrar en tres días, incluso había tenido que colocar una manta distinta sobre su almohada para evitar manchar los edredones que usaba a diario.
La puerta sonó por lo que miro hacia uno de sus costados, no podía abrir la puerta pues su madre también le había prohibido eso, levantó las rodillas y cruzó los brazos para sostenerlas lo más cerca de su pecho.
Era deprimente y poco emocionante su vida.
Los cuerpos habían dejado de aparecer desde el último día que los cazadores estaban en la iglesia, nadie entendía el por qué sin embargo estaban felices porque más nadie había muerto.
—... no se. —soltó un suspiro mientras miraba la maleza crecer sin restricciones.
Su madre ya no se podía estar demasiado tiempo agachada en el patio trasero por lo que hasta que no se mejorará la maleza del patio no se iría, así que simplemente su madre regaría las demás plantas con tranquilidad dejando que la maleza carcomiera las demás.
Podía comparar Laroy Hill con el patio.
Algunos de ellos eran las flores y plantas ornamentales que le daban vistosidad al patio, como también podía comparar la maleza con todas esas personas que estaban convirtiendo el pueblo en no más que un montón de aficionados locos de vampiros que buscaban a un pobre individuo inocente para asesinarlo.
—Vanessa. —despegó el rostro de la ventana para mirar a la puerta, su madre tenía las manos unidas al frente—. Tienes visita.
—¿Quien? —no se movió de más para mirar a su madre, tampoco quitó los brazos de sus piernas—. No creo que este para visitas.
—Es el señor Birdwhistle. —frunció su ceño sin saber cómo interpretar la información.
—¿El padre o el hijo? —¿Por qué su madre no podía simplemente decirle las cosas de una sola vez?
Su madre miró sobre su hombro antes de intercambiar un par de palabras con la persona que esperaba a uno de los costados del pasillo que llevaba hasta su habitación donde había estado sin moverse los últimos días, pudo oír la voz masculina de alguien y también la de su padre hablando con su madre.