Capitulo V

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Iban a la iglesia a la lectura de la palabra

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Iban a la iglesia a la lectura de la palabra.

Su madre le obligaba a ir aunque ese no era un hobbie que amara hacer, ahora estaba saliendo de casa y casualmente Jeremiah también iba saliendo con su padre, saludó con una sonrisa al señor quien amablemente le correspondió.

Sabía que su madre no les agradaba del todo, pero por cortesía ella debía hablar.

—¿Algún día le agradare a tu madre? —Jeremiah bajó la voz mientras disminuían sus pasos para que ambos padres no les oyeran.

—Si no tienes una granja o pretendes casarte conmigo. —fingió que lo pensaba pero era obvio que solo le tomaba el pelo—. No. —sacudió su cabeza y lo miro.

Él soltó una suave risa y siguieron caminando, ni siquiera sabía a dónde se dirigía su amigo y su padre pero mientras le acompañarán hasta la plaza todo estaba bien.

Su madre se ponía medio-paranoica cuando la noche caía y seguían en la calle, sobre todo teniendo en cuenta de que hacía menos de dos semanas desde lo que le pasó a Marcus.

Aún seguía recibiendo miradas lastimosas y murmullos de condolencia cuando a ella no le dolía en lo absoluto.

Jeremiah iba muy bien vestido como siempre, eso era algo que le agradaba de más, acomodo sobre su cabeza de nuevo ese estupido sombrero que cargaba, pudo oír una suave risa a su lado y se giró para asesinar a su amigo con la mirada.

—Nos veremos en otra ocasión, señora Alice. —el padre de Jeremiah se despidió de su madre a lo que está esbozo una sonrisa—. Señorita Vanessa.

Sonrió de igual manera antes de despedirse con un movimiento de su muñeca de Jeremiah quien le dedicó una sonrisa bastante divertida a decir verdad.

—Ojalá se case pronto ese joven. —enarcó una ceja girando su rostro para mirar a su madre quien soltó un suspiro antes de mirarla—. Es la verdad Vanessa, pronto terminará por allí, treinton, sin familia, sin mujer, sin hijos de seguro por allí metiéndose con esas mujeres rastreras de la calle.

Apretó su mandíbula con rabia y echó a caminar delante de su madre con dirección a la iglesia.

Jeremiah no iba a ser así, él jamás se involucra con ninguna de las mujeres que rondaban las esquinas por las noches cerca de las tabernas. El solo pensamiento hacía que su cuerpo se estremeciera de rabia.

Los pasos de su madre comenzaron a avanzar deprisa tras de ella intentando mantener el paso o la compostura a su alrededor. Sostuvo su falda con sus manos mientras subía los escalones, no quería pisar la falda y llevarse una estrepitosa caída en medio del pueblo.

Las mujeres del pueblo estaban todas allí cuchicheando como siempre, apretó sus labios y cortó rumbo de la reunión semanal de chismes con ellas hasta estar sentada en una de las viejas bancas cerca del confesionario.

Lady CorbacDonde viven las historias. Descúbrelo ahora