Capitulo XVI

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«Un estado de bloqueo emocional donde la mente de vuestra hija no se va a abrir debido al shock visual y afectivo que representó para ella que su amigo fuera ejecutado frente a ella

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«Un estado de bloqueo emocional donde la mente de vuestra hija no se va a abrir debido al shock visual y afectivo que representó para ella que su amigo fuera ejecutado frente a ella... Esto pudo acrecentar la ya existente herida por el duelo de quién fue su prometido anterior esposo de su hermana, y por supuesto, también de su hermana... sin contar el trauma que se generó luego de...»

Y podría seguir diciendo todo lo que él médico le había dicho a sus padres, pero no tenía ni el ánimo ni la fuerza para seguir rememorando aquel discurso digno de un sacerdote en plena plegaria dominical.

No se había movido de la cornisa de su ventana en dos semanas seguidas, sus ojos seguían el movimiento casi imperceptible de la maleza de su patio crecer día con día, con su mejilla apoyada sobre el cristal de su ventana, queriendo regresar el tiempo a la tarde donde Jem le había pedido casarse con ella.

Por lo menos ya no lloraba todos los días.

Su madre ya no sabía qué hacer con ella cada vez que estaba haciendo lo más mínimo en la casa, desde mirar a Angie hasta estar comiendo de pronto se soltaba a sollozar sin ninguna contemplación, por lo que después del tercer día su madre le había pedido que se retirara.

Dormía incluso en esa posición, ya no se alimentaba con tanta frecuencia, no tenía la necesidad, era como si estuviera muriendo de a poco cada maldito segundo que seguía allí.

—Ness. —su madre le llamó, era un milagro que le dijera así, pero ya no hallaba nada que hacer para hacerle salir.

No hizo sonido o contestación alguna por lo que ella lo tomó como una invitación para que pasara a su habitación, la oyó tomar asiento en su cama y hacer una mueca al ver que no se había movido nada en su cama o habitación en días.

—Mason quiere ir al mercado. —no se movió, la interacción con sus sobrinos se estaba volviendo casi nula.

Pero no se movió, no quería que ellos le vieran en ese estado por lo que siguió mirando aquella maleza crecer sin miramientos sobre el césped, trepando sobre las orquídeas y las rosas de su patio.

—Vuestro padre no puede llevarlo por qué está ocupado con unos asuntos... —¿Estaba esperando que ella se ofreciera a llevarlo? ¿Que acaso no había estado las últimas semanas en la misma casa?—. Yo no puedo por qué tengo que cuidar a Angie...

Por primera vez giró la cabeza y de seguro su aspecto debía ser deprimente por qué su madre apretó los labios a la vez en que aquellos ojos oscuros se llenaban de lágrimas, para ella debía ser difícil, su única hija ahora reducida a un ser de llanto lleno de dolor.

—Te haría bien Ness, debes salir un poco. —no hizo gesto alguno mientras giraba su rostro de nuevo hacia la ventana.

No lo iba a hacer.

Miró por la ventana esta vez el cerezo que estaba en su patio, se sentó muy quieta hasta que escuchó a su madre salir de la habitación, no sin antes soltar un muy largo suspiro lleno de dolor.

Lady CorbacDonde viven las historias. Descúbrelo ahora