Capitulo XI

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Este hombre parecía un lunático

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Este hombre parecía un lunático.

Todo el mundo ahora andaba como enloquecido por aquel estúpido cazador, y no era para menos, hacia un par de noches había estado en la sala de su casa siendo un montón de cosas menos productivo.

¿Que carajos iba a hacer casa por casa?

¿Qué esperaba?

¿Que el culpable de todo eso de pronto saltará frente a sus ojos?

Era estupido y a la vez ilógico pretender que de la nada alguien se le iba a acercar y le iba a soltar algo como «Hola señor... por si no lo sabes yo soy quien ha estado matando a sus vecinos acá en Laroy Hill, ¿Y ahora cómo procedemos?»

No lo había podido ver de cerca pues su madre la había empujado por toda la casa hasta que la encerró en la habitación.

¿Por qué?

Porque ella era una observadora que iba a juzgar todo de aquel hombre, así que su madre prefirió decir que su hija menor no estaba y tenerla encerrada en la habitación sin poder salir.

Vaya madre.

—Vamos, Vanessa. —miró con desánimo a su madre quien pasaba sus manos sobre la falda de su vestido.

Camino en silencio tras de ella por lo que quedaba de calles hasta la iglesia.

Pues ahora como al famoso cazador de vampiros no me funcionó esa patraña de ir de casa en casa había citado al pueblo los siguientes tres días a ir a la iglesia, se suponía que debía santiguarse con agua bendita y sostener una camándula por más de treinta segundos.

Como era de esperarse, a pesar de ser el tercer día todavía había muchas personas, sin contar el hecho de que los cuerpos seguían apareciendo.

Sólo que el vampiro ya no se sentía tan temerario como para dejarlos en la puerta de la iglesia, sin embargo si los dejaba en los patios de las casas más próximas a donde les asesinaba.

Su padre y su madre habían ido el primer día, habían salido con el alba y regresaron ya entrada la noche. Al día siguiente llevaron a sus sobrinos, lo que en realidad le pareció una estupidez aún mayor.

Y ella se había escapado de ir hasta esa mañana cuando su madre le había preguntado si iría

Cuando dijo que no, su madre casi la asesinó con la mirada.

Como era de esperarse aún habían personas formándose en la calle, se sostuvo la falda antes de comenzar a subir los escalones para detenerse al último, cruzó sus manos al frente y comenzó a observar a su alrededor a las personas que andaban por la calle como si nada.

La mano de su madre tomó la suya con violencia, bajó la vista confundida hasta su mano siguiendo el recorrido de la misma hasta sus manos donde su madre estaba asfixiando sus dedos, la miró a la cara y no supo interpretar su reacción.

Lady CorbacDonde viven las historias. Descúbrelo ahora