Capitulo X

34 6 0
                                    

El pueblo ahora ya no era visto con un velo de oscuridad solo por ella

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El pueblo ahora ya no era visto con un velo de oscuridad solo por ella.

La mitad del pueblo vestía de negro en solidaridad con las familias que estaban perdiendo a sus familiares. Ya era un problema que no se podía dejar pasar a la ligera, pues la psicología de Cristóbal sobre el «vampiro» estaban erradas.

Pues él mismo había sido la cuarta víctima de familias acaudaladas de la ciudad, por lo que el hecho de que solo atacaba a las mujeres de los burdeles estaba siendo algo más como un alimento por necesidad.

O eso se había comenzado a especular por el pueblo.

Saludo a una joven de su edad que sostenía en su mano la mano de su pequeño hijo.

A su edad muchos pensarían que ya estaba enloquecida por los niños pequeños, por las bodas, o una vida en matrimonio... muchas lo hacían y no las criticaba por qué ella una vez también deseo todo eso.

Soñó con conocer a alguien bueno.

Con tener intereses en común

Con amarlo y que le amara de la misma loca y hermosa manera que la hiciera soñar de pie.

Con una boda bonita.

Un vestido confeccionado, traído desde Londres quizás.

Una familia no muy grande.

Cosas tan pequeñas y a la vez con tanta importancia.

Pero a ella eso se le fue arrebatado.

Ahora con poder ver crecer a sus sobrinos sería feliz.

Y una vieja nostalgia ocupará ese lugar en su mente mientras que un dolor profundo calaba en su pecho.

Esa tarde había salido sola, pues Masón había enfermado y su madre necesitaba que el doctor fuera a la casa, ahora iba en camino al consultorio de aquel hombre mientras jugaba con sus dedos por pura ansiedad.

—Señorita Vanessa. —sonrió e hizo una mueca con su rostro a modo de saludo en cuanto cruzó las puertas de la casa—. ¿Le puedo ofrecer algo? ¿Qué sucede?

—Doctor, vengo a nombre de mi padre... quisiera saber si podría ir a nuestra casa a checar a Mason. —la boca del hombre se abrió y de inmediato asintió.

—Por supuesto. —asintió antes de dar media vuelta y salir de allí.

Habían pasado dos semanas desde la reunión de la comunidad, una semana después de la última vez que había visto a Cristóbal con vida, era extraño pero dado el punto en el que iban ya no quedarían ninguna mujer en los burdeles para sacarle la sangre.

Y eso era preocupante.

Sacudió su mano un poco a modo de saludo a un hombre que le saludo.

Normalmente en un poblado común el nombre de ella iría acompañado de un «señorita» debido a su estatus de soltera, sin embargo como Laroy Hill era tan pequeño y todas las personas ya la conocían como «Vanessa» simplemente, no esperaba esos formalismos.

Lady CorbacDonde viven las historias. Descúbrelo ahora