Capitulo XV

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—Por favor

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—Por favor... —su padre hablaba despacio, como si eso le doliera a él pero sabía que no era así—. Él era el prometido de mi hija, merece un despido...

Estaba desconectada de todo, no quería sentir, por qué el dolor en su pecho y las lágrimas eran la mínima representación física de lo que su tormentosa mente le estaba haciendo revivir una y otra vez

El momento en que esos ojos café perdieron el brillo que tanto le había amado.

Pero era inevitable, el dolor no se iba y las imágenes no dejaban de verse en sus retinas cuando cerraba los ojos, podía leer de sus labios esas dos palabras, se reprocha no haberle dicho la tarde anterior cuan contenta se sentía, haberlo abrazado más fuerte...

Y haber evitado todo aquello.

—No creo que sea lo apropiado, Veron —musitaba su madre en un vago intento de que ella no le escuchara.

—Apropiado o no, ella merece un cierre. —quería creer que no era un cierre.

Llámenla loca, pero Jem no estaba muerto.

Los ojos oscuros de su madre le inspeccionaron de arriba a abajo con la nariz fruncida y los labios apretados, no le gustaba como estaba vestida pero poco le importaba lo que ella pensara, mucho menos que ahora tuviera sangre en sus prendas.

No se había cambiado, después de que su padre la hallará llorando en la mitad de la sala de los Birdwhistle, su vestido inevitablemente se había llenado de sangre sin contar que las propias heridas de sus manos se las había abierto.

Cerró sus ojos unos segundos meciendo su cuerpo adelante y atrás con fuerza, llevo una de sus manos sobre su pecho donde había una enorme mancha con su propia sangre, le hubiera gustado arrancarse el corazón para no sentir pero esa herida era lo más cerca que llegaría.

—Vanessa. —detuvo su movimiento para abrio los ojos y levantar la vista, su padre le miraba desde más allá—. Vas a poder verlo, solo que debes estar poco tiempo.

Asintió, ella solo necesitaba estar unos pocos minutos con él, no haría la gran cosa pero pero si sería suficiente para su mente.

El famoso cazador le miró de arriba abajo captando la atención y pensó que él era un ser horrible por qué ella estaba llena de sangre, con una herida hecha por sus propias manos en la piel de su pecho, rasguños en su rostro con el vestido vuelto gironés...

Y aún así para él le parecía deseable.

Cosa que era repugnante.

Una de las mujeres vestidas de blanco que atendían en la iglesia le hizo un gesto para que pasara, sabía que a pesar de las objeciones del cazador y del maldito padre de Cristóbal sobre que ellos no merecían plegaria alguna pues sus almas no tenían ningún consuelo, el nuevo sacerdote así lo hizo.

Lady CorbacDonde viven las historias. Descúbrelo ahora