Capitulo IV

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Bueno, sería estupido no decir que estaba feliz

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Bueno, sería estupido no decir que estaba feliz.

Ese sentimiento que había dejado de aparecer repentinamente ahora invadía su pecho con fuerza mientras avanzaba a toda prisa por la calle.

Intento con todas sus fuerzas no soltar una risa, ni mucho menos mostrar una sonrisa mientras el viento mecía sus cabellos lejos de aquel apretado sombrero.

Alejaba el rostro de las personas para que no notaran el brillo de emoción, muchos murmuraba a su paso suaves «oww», «pobrecita», «desgracia tras desgracia» pero lejos estaban de lo que en realidad pasaba por su mente, solo con decir que corría a su casa era para celebrar y no para llorar.

Ni siquiera sabía si había dejado atrás su bolsa o la canasta, iba como alma que lleva el diablo.

Puso un pie en los escalones de su casa y levanto la mirada por primera vez desde que se había enterado. Su sonrisa vaciló sobre su rostro cuando vio a Jeremiah de pie un lado del umbral, hubiera saltado sobre él en otras circunstancias.

Pero algo la detuvo.

Jeremiah miraba por el lado contrario por el cual ella venía en carrera, sus manos estaban en los bolsillos delanteros de su traje y su mandíbula la tenía apretada, algo a su alrededor era extraño, no tenía la misma vibra que su amigo siempre portaba... era extraño.

Soltó la falda de su vestido con un chasquido lo suficientemente fuerte como para que él la escuchara, los castaños ojos de Jeremiah cayeron sobre los suyos un breve segundo antes de que le escaneara por completo buscando alguna anomalía.

Le devolvio el favor, le miro de arriba a abajo notando que no vestia de color como siempre. Por primera vez en meses le veia un traje negro que le hacia ver mucho mas mayor, tenia el rostro mas vivo, como si hubiera tenido un sueño revitalizador que le hacia falta desde hacia tiempo.

—Quiero hablar contigo Ness. —asintió sin moverse demasiado, solo uno sus palmas al frente entrelazando sus dedos—. Acompáñame antes de que te absorban allí dentro.

Asintió una vez más mientras él bajaba los escalones hacia ella, se sentía ansiosa por la falta de reacción de Jeremiah.

—¿Sabes lo que sucedió con Marcus? —asintió de nuevo jugando con un hilo desprendido de su vestido.

Hacía un poco más de una semana desde su infortunado encuentro, aun podía sentir alivio recorrer sus venas de saber que Jeremiah apareció en su búsqueda o quién sabe qué hubiera pasado.

—Me lo dijeron de camino a casa... —él enarcó una ceja sin entender, hizo un gesto con sus manos—. Me contaron que apareció muerto... como Luciana.

El nombre de su hermana salió de sus labios esta vez sin remordimiento o culpa, ¿Tendría que ver con el hecho de lo de Marcus? Fue extrañamente placentero solo saborear el hecho de que él estaba muerto.

Lady CorbacDonde viven las historias. Descúbrelo ahora