Epilogo

66 9 2
                                    

Era extraño estar de nuevo en ese pueblo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Era extraño estar de nuevo en ese pueblo.

Ya no sabía si se seguía llamando Laroy Hill o si había sido absorbida por otra ciudad cercana si simplemente alguien dijo «¡Oigan, este horroroso lugar debería formar parte de aquella otra bonita ciudad!»

Camino en silencio por la calle.

Había muchísimas más personas de las que recordaba.

Los niños correteaban por la calle mientras sus madres les chistaban para que se quedaran quietos, las señoritas andaban del brazo con sonrisillas traviesas mientras vivían sus años de juventud con normalidad.

Ya no había más terrores y muertes... como cuando Laurent.

Ni cuerpos apareciendo cada mañana cuando existía el vampiro.

Se había ido de aquel pueblo hacía poco menos de ochenta años, pero parecía que fuera hacía muchísimo tiempo.

Observó la enorme mansión de los Corbac que se erigía frente a ella, sonrío con nostalgia sabiendo que aquellas propiedades las había heredado Mason, pues las de los Relish le tocó una parte a Angie.

La casa era tres veces más grande, que en la que Luciana y ella crecieron.

No dudaba para nada que todo estos años que ellos habían hecho de esta casa un santuario.

Aunque ella fuera la última Corbac de sangre directa que quedaba.

Subió despacio los escalones, admirando cada pequeño detalle a su alrededor, acariciando el fino marfil de los detalles.

Era mucho más hermosa de lo que recordaba.

Se podía oír el murmullo de las personas dentro y por un instante quiso sonreír ante la idea de que el hogar de sus padres estaba siendo habitado por sus descendientes, pero la idea se esfumaba al recordar que estaba haciendo allí.

Tocó a la puerta dos veces.

Una mujer mayor, quizás cincuenta o sesenta años, abrió la puerta. Iba toda vestida de negro y tenia un velo negro sobre su rostro, trago saliva con fuerza mientras intentaba formar una sonrisa aunque el rostro lleno de dolor le quitaba toda energia.

—Oh, lady Birdwistle. —con los años también había tenido que perder su propio nombre solo para sobrevivir.

Para no llamar la atención.

—¿Usted debe ser la hija de la tía Angelina? —la mujer asintió con una media sonrisa triste, tragó saliva a lo que está sorbió por su nariz.

—Pase, pase. —la mujer se hizo a un lado para dejarla pasar a la mansión, soltó un suspiro mientras avanzaba con lentitud—. Habéis llegado tarde, el funeral está casi por terminar. —No, no había llegado tarde.

Se había negado a ver a su sobrina en un féretro, con casi un siglo en años deformando el rostro más hermoso, no planeaba verla así, cuando ella no había envejecido un solo día desde que apareció medio muerta en el pórtico de la casa de Luciana.

Lady CorbacDonde viven las historias. Descúbrelo ahora