Capitulum VI

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El molesto sonido de la alarma en la mesilla dió lugar a una canción que se reproducía en la banda sonora de la radio de la mañana. La canción Black or White de Michael Jackson sonaba, llenando la habitación con sus notas alegres. Sonriendo por el acogedor despertar, froté mis ojos soñolientos y salí del edredón, dirigiéndome al cuarto de baño en busca de una cálida ducha para despertarme del todo.

Mi último encuentro con el rubio había terminado de una forma agradable y eso era una parte del por qué mi humor estaba destellante el día de hoy.

Me emocionaba saber que existía la posibilidad de curarme y poder hacer todo lo que siempre había querido. Una posibilidad que desde que era conocedor de ella, me hacía ver la vida de una manera más colorida y esperanzadora.

La ducha transcurrió placentera con el pasar de la canción y opté por una ropa cómoda y sencilla al salir de la nube de vapor que se había formado a consecuencia de la temperatura del agua, empañando el gran espejo posicionado sobre el lavabo.

Mi rutina laboral, como viernes que era, no saldría de casa y me dedicaría a pasarlar rodeado entre hojas y largas escrituras en la pantalla del ordenador. Pero ser el último día de la jornada y dar paso al descanso de dos días, no significaba que sería un día libre y que pudiese escabullirme del trabajo que mi jefe se encargaba de enviar a la bandeja de correo del portátil con todo lo necesario para poder obtener un sueldo por ello.

Si que era verdad y debía admitir la suerte que poseía al poder trabajar de esta forma cómoda a pesar de los títulos obtenidos en un pasado y de que, cuando la gente pensaba en un cirujano, lo primero que se les venía a la mente era la imagen de esa persona con mascarilla y material quirúrgico en sus manos junto a una camilla postrando a un paciente.

Por eso, no dudaba en agradecerle al castaño cada vez que tenía la oportunidad por su ayuda en mantenerme en mi actual puesto sin la necesidad de pisar la sala de operaciones. De forma modesta, el castaño reía, declarando que no era nada y que estaba agradecido de poder tener en su equipo a alguien tan capaz como yo lo era aunque, por ciertas complicaciones, no pudiese demostrar todo mi potencial. En esos momentos, asentía avergonzado por sus halagos y algo triste por saber lo que realmente el castaño pensaba con respecto a mi condición. Estaba seguro de que, aunque no lo demostrara, mi fobia molestaba a Taehyung y eso me hizo sentir mal y culpable más de una vez, llorando en silencio en la oscuridad nocturna, esperando porque todo desapareciese de la noche a la mañana, sabiendo que eso no sucedería nunca.

A pesar de ser algo pronto en la mañana y encontrarme tecleando velozmente en el portátil, transcribiendo uno de los informes recientes que una de las personas a las que tenía a cargo había enviado apenas unos minutos atrás, mi teléfono móvil sonó sobre el escritorio, llamando mi atención por el sonar de la canción de tono y sacándome por completo de la onda de concentración en la que me encontraba. Ver el nombre del castaño en la pantalla me dió a entender que este llamaba por trabajo, por algún posible fallo o por la falta de algún documento que posiblemente tuviese entre el cúmulo de papeles desordenados sobre la mesa. Tras el segundo tono, atendí la llamada recibiendo los buenos días de mi jefe.

—Buenos días Taehyung, ¿Sucedió algo?— pregunté saludándolo de vuelta.

—-Solo quería saber si al Dr. Park y a ti les gustaría tomar un café mañana en la mañana—habló tranquilo. Podía imaginar una sonrisa cuadrada al otro lado de la línea.

—Por mí está bien—respondí risueño—. Pero debo preguntarle a Jimin si puede y te digo. No sé si debe trabajar mañana o no.

Está bien, gracias Kook.

Apenas escuché esas palabras, supuse que el castaño se disponía a colgar el teléfono pero aún debía preguntar algo antes. Su llamada no me sorprendió en lo más mínimo teniendo en cuenta la hora y que él era mi superior. Pero el motivo sí lo hizo y no sabía si detrás de aquella quedada existía algún motivo oculto. Quería estar seguro.

Misophobie • JikookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora