07

6.3K 660 7
                                    


Eros



Mi cuerpo se sentía pesado inclusible ya hacia unos días, me abracé lentamente mientras sentía un poco de cansancio y rei bajo cuando escuche a mi madre, quien parecía aún molesta por mi escapada que me había dado.

Después de ponerme a beber ese té que usabamos como anticonceptivo sin miedo a que me viera por que sabía que no subiría al menos de que yo hiciera algo, bajé de forma lenta, sintiendo mi cadera dolorida aún, y la mirada rojiza de mi madre choca con la mía.

—¿Desayunaras? - preguntó por fin y luego mordiendo mis labios niego. —¿A donde vas?

Hice una mueca y dudativo hablo.

—Con Zachary - hablo rapidito mencionando a mi prometido- mejor amigo y caminé más rápido a la puerta sin dejar que me dijera algo más.

Sabiendo que Zachary tal vez estaba en el lago fui con rapidez a el y el me miró confundido por como me había acercado y dejó aún lado aquella cosa de pescar, sonreí chiquito.

—¿Podrias cubrirme con mi mamá? - murmuro con timidez y el soltó una risa ladeando su cuello buscando a alguien que nos vea y después me miró asintiendo.

—No te tardes mucho, no puedo cubrirte mucho y lo sabes - pellizcó mi mejilla y di un pequeño salto caminando con rapidez y un poco de discreción hacia donde estaba el bosque, escondiendome en el lugar.

Cambié con rapidez, comenzando a correr sintiéndome libre por fin de nuevo y cerré mis ojos sintiendo como las ramas sé rompían a cada pasó que iba dando.

Me quedé pensando en ese transcurso que pasaría si me desaparezco de la manada, sería muy difícil sobrevivir solo, pero estaba tan cansado de esas costumbres tan asquerosas y poco éticas. Las ciudades era no muy habitadas también.

No era un Santo, pero era algo que se podía pensar con claridad.

Me senté sobre el pasto en aquel arrollo bebiendo un poco de agua, sintiendo mi respiración pesada y camino después, sintiendo ese aroma de aquel tigre soltando una risita, recostandome en el pasto.

Sus ojos me miraron y después gruñe y sonreí burlesco sabiendo que mi ropa estaba un poco rota aún así ladeando mi cuerpo y su mirada recorrió mi cuerpo.

—¿Acaso te gusta lo que vez de un Lobezno? - musité y su mirada se dilató y sus mejillas se colocan en un tono durazno muy rosita pálido.

—Ya quisieras,Eros- murmura y recorrió su pecho desnudo, donde tenía diversas marcas de pelea además de las mías. - ¿Qué? ¿Estas viendo como me marcaste?

Mis mejillas esta vez se calentaron en un fuerte rojo.

Idiota.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Tiger roar Donde viven las historias. Descúbrelo ahora