CAPÍTULO 8

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Juliana se detuvo en el camino de entrada y miró a Valentina, quien estaba apoyando la cabeza contra la ventana del pasajero de su camioneta, sus ojos ahora de un rojo oscuro, rastros de lágrimas secas en sus mejillas pálidas, dejando líneas a través de su base. Juliana aparcó la camioneta y se volteó hacia ella.

—Valentina. — Dijo su nombre suavemente, apoyando su mano en el muslo de su esposa.

—Sí. — Valentina respondió suavemente.

—Estamos en casa. —Juliana le dijo a su esposa.

—No estoy dormida, veo la casa. — Ella respondió, mirando la nieve que estaba cayendo, antes de volverse hacia Juliana. —No estaba dormida en lo absoluto.

—¿Necesitas ayuda para salir? — Preguntó Juliana. —¿Qué tan borracha estás?

Valentina suspiró.

—No, no necesito ayuda para salir, y ya no estoy tan borracha. — Se enderezó y buscó en su bolso. —¿Tienes efectivo para pagarle a Theresa? — Preguntó mirando su billetera y recordando que no tenía dinero en efectivo.

Juliana asintió.

—Sí, pasé sacando dinero por el cajero antes.

Valentina asintió.

—¿Cuánto le vas a dar?

—¿Sesenta? — Juliana cuestionó. —Dos niños menores de diez años, uno es un bebé en pañales.

Valentina miró la hora, calculando cuánto tiempo se habían ido.

—Está bien. — Luego abrió la puerta y saltó, caminando hacia la casa. Juliana salió, levantó las escobillas del limpiaparabrisas de la camioneta de Valentina y la siguió hasta la casa. Vio a Valentina tomar a Leonardo de los brazos de Theresa, y abrazarlo inmediatamente, frotando su espalda y besándolo en la frente.

—Estábamos viendo una película y se quedaron dormidos, no quería moverlos, lo siento. — Theresa sonrió. —Primero Leonardo se quedó dormido en mi regazo, luego Mía lo hizo y yo me quedé atrapada.

Valentina sonrió.

—Está bien, nos pasa mucho también. — Ella añadió. —¿Cuánto tiempo ha estado durmiendo Leonardo?

Theresa se puso de pie y acomodó su sudadera, que ahora estaba torcida por Leonardo.

—Aproximadamente dos horas, estaba luchando por no dormirse, pero finalmente se relajó cuando Mía se sentó a su lado. — Ella explicó.

—Bueno, gracias de nuevo. — Juliana sonrió y le entregó el dinero. —¿Hubo algún problema?

—No, Mía me ayudó mucho. — Theresa sonrió. —Ella se ofreció a cambiar todos los pañales, yo la supervisé, pero ella insistió en hacerlo.

Valentina sonrió.

—Es un poco sobreprotectora con Leo, especialmente cuando se trata de que alguien le cambie el pañal.

Juliana asintió y miró a Mía, quien estaba acurrucada en el sofá, todavía profundamente dormida.

—Planeamos llamarte de nuevo, si está bien, para que Mía se sienta más cómoda contigo.

—Genial. — Theresa sonrió y fue a tomar su abrigo, se lo puso y recogió su bolso.

—Haz que tu mamá me llame o me envíe un mensaje de texto cuando llegues a casa. Conduce con cuidado, está nevando. — Juliana dijo con un gesto.

—Que tengas una buena noche, cariño, y gracias de nuevo. — Añadió Valentina, levantando el control remoto y apagando la televisión.

—Llevaré a Mía. — Juliana suspiró y se inclinó para levantar a su hija.

SECOND CHANCES - JULIANTINA (Transcripción-Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora