SECOND CHANCES - JULIANTINA (Transcripción-Adaptación)

CAPÍTULO 24

Mía escuchó los disparos y se congeló, las lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos.

—No.— Ella negó con la cabeza rápidamente. Leonardo saltó del ruido y se aferró a Mía, mirando a su hermana. —Shhhh—. Mía rápidamente lo hizo callar, el rostro de Leonardo se convirtió en un ceño fruncido y un suspiro que decía que iba a comenzar a llorar cuando el chupete se le cayera de la boca. Mía lo recogió rápidamente y lo volvió a meter en su boca, frotando la espalda de su hermano.

Silenciosamente salió de la bañera y rápidamente tomó a Leonardo, quien se aferró a su cuello, se acercó de puntillas al armario de la ropa blanca y lo dejó en el suelo en la esquina, luego apiló sábanas a su alrededor.

—Tienes que quedarte callado.

—Mía—. Leonardo negó con la cabeza rápidamente cuando su hermana lo bajó, levantando rápidamente sus brazos queriendo que Mía lo abrazara de nuevo.

—Tienes que quedarte aquí y quedarte callado—. Mía susurró, secándose los ojos. Miró alrededor del baño y vio uno de los animales de peluche de Leonardo y se lo entregó, luego sacó toallas y sábanas de un estante superior y rodeó a Leonardo con ellas, dejando espacio alrededor de su boca. Luego cerró la puerta del armario y se inclinó para esconderse debajo del fregadero, agarró una botella de lejía en aerosol y la sostuvo con fuerza, lista para rociar a alguien. Buscó a tientas en el teléfono de Valentina e hizo una llamada telefónica.

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Juliana se despertó con su teléfono celular sonando y lo alcanzó a ciegas, abrió los ojos lo suficiente para ver que era del celular de Valentina, miró la hora y frunció el ceño.

—¿Hola? — Ella respondió rápidamente. —¿Valentina? — Se sentó cuando escuchó unos débiles quejidos provenientes del teléfono. —¿Valentina? — Ella gritó más fuerte para responder. —¡¿Mía?! ¡Valentina!

Mía, que sostenía el teléfono celular de Valentina con fuerza, se secó los ojos, el teléfono celular temblaba en su mano. Abrió la boca para hablar, pero escuchó a Juliana colgar antes de que el teléfono sonara de nuevo.

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Valentina abrió los ojos, sus manos aún temblaban, vio los dos agujeros que disparó en la pared, fallando al intruso y exhaló temblorosamente. Dio unos pasos vacilantes hacia la escalera cuando las sirenas comenzaron a rodear la casa y las luces rojas y azules de los vehículos de emergencia iluminaron la sala de estar.

—¡Deténgase! — Gritó una voz fuerte.

Valentina retrocedió lentamente para apoyarse en la puerta de su habitación, en su mente estaba protegiendo a sus chicos bloqueando la puerta. Oyó pasos que subían por la escalera y sollozó, secándose la cara con su antebrazo antes de volver a levantar la pistola.

"Tengo que proteger a mis niños, tengo que hacerlo. Moriré por ellos ahora mismo". Pensó para sí misma, las lágrimas corrían por su rostro. "Moriré por mis niños si tengo que hacerlo, no puedo dejar que les pase nada".

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Juliana se levantó de la cama y comenzó a caminar por la habitación mientras escuchaba el teléfono de Valentina sonar una y otra vez.

—Maldita sea, responde. Alguien por favor responda.

Colgó e intentó llamar a la casa, pero recibió la señal de ocupado. Tiró su teléfono y comenzó a vestirse rápidamente, decidió que necesitaba volar a casa de inmediato. Volvió a tomar su teléfono y se sentó en el sofá de su suite.