SECOND CHANCES - JULIANTINA (Transcripción-Adaptación)

CAPÍTULO 23

Daniela dejó los platos de la cena frente a Leonardo y Mía, mirando a Leonardo para evaluar su expresión facial. Mía sonrió felizmente a las tiras de pollo y tater tots, buscando salsa de tomate para verter en su plato antes de hacer meter algunas en su boca.

—¿Tus mamás le dan salsa de tomate a Leonardo? — Preguntó Daniela.

—Puede comer algo, pero no mucho—. Mía asintió.

Daniela le echó un poco al lado de los tater tots y le sonrió cuando Leonardo la miró rápidamente, antes de volver al plato.

—Él no sabe lo que son, por lo general tenemos papas fritas—. Mía se rió.

—Oh. — Daniela sonrió. —Son como papas fritas, Leo, solo que más pequeños—. Ella le dijo, llevándose uno a la boca.

Leonardo lo olió antes de abrir la boca y darle un mordisco, una enorme sonrisa cruzó su rostro mientras tomaba el resto de la mano de Daniela y lo masticaba felizmente.

—¡Tía! — Llamó a Daniela mientras pateaba alegremente, rebotaba en su silla y continuaba comiendo su pollo y sus tate tots.

—Entonces, ¿qué vamos a hacer esta noche, tía Daniela? — Mía preguntó, levantando su taza de jugo y tomando un gran trago.

—Reduce la velocidad con el jugo, Mía. — Daniela se rió. —Pensé que podríamos hacer algunos proyectos de arte con Leo, tengo un montón de pintura para los dedos y luego podemos ver algunas películas y comer palomitas de maíz. ¿Cómo suena eso?

—Suena impresionante. — Mía asintió y se comió otra tira de pollo. —A Leo le gusta colorear y pintar, le encantará.

Daniela celebró interiormente, no estaba segura de si su idea de colorear les iría bien, principalmente porque Mía era un poco mayor ahora, pero como parecía emocionada, pudo dejar escapar un suspiro de alivio.

—¿Está bueno, Leo? — Ella preguntó.

Leonardo asintió con la cabeza, sonriendo alegremente para mostrar los dientes mientras sumergía su tater tot en el pequeño charco de salsa de tomate.

—Más. — Luego tocó a Daniela en el brazo.

—¿Más salsa de tomate? — Preguntó cuando notó que Leonardo se comió la mayor parte. —Sólo un poco más. — Agarró la botella y arrojó más en el plato, riendo cuando Leonardo mojó un trozo de pollo en la salsa de tomate y se lo comió rápidamente. —Estoy tan feliz de pasar el rato con ustedes dos de nuevo.

—A nosotros también nos gusta venir aquí—. Mía se encogió de hombros. —¿Por qué no vienes a nuestra casa a cenar?

Daniela se aclaró la garganta, palmeando a Leonardo en la espalda cuando comenzó a toser, y agitó su vasito con agua, mirándolo de cerca hasta que lo levantó y comenzó a beber.

—Es complicado, Mía, pero no nos preocupemos por eso esta noche. Hoy vamos a divertirnos en nuestra fiesta de pijamas.

—Genial. — Mía estuvo de acuerdo.

—Tía—. Leonardo tocó a Daniela en el brazo de nuevo y esperó pacientemente a que la castaña la mirara. —Tía—. él asintió con una sonrisa antes de tomar otro tater tot y sostenerlo a Daniela, para compartir con ella.

Daniela lo aceptó con una sonrisa.

—Gracias, mi amor.

—Gashas. — Leonardo sonrió mientras continuaba cenando.

Cenaron, Mía hablando todo el tiempo mientras Leonardo se reía y le sonreía a Daniela en ocasiones. Después de la cena, Daniela colocó una lona de plástico en su sala de estar, pintura para dedos de diferentes colores y algunas piezas delgadas de madera en forma de rectángulo. Leonardo se sentó entre las piernas de Daniela, dejando que la castaña lo ayudara a pintar una serie de formas diferentes, junto con las huellas de sus manos, mientras Mía usaba un paquete de pinceles y se sentaba frente a ellos pintando sus propios dibujos.