CAPÍTULO 12

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Maratón 2/4

Valentina regresó a su oficina, cerró la puerta de una patada y se dejó caer boca abajo en su sofá, gritando de frustración después de perder a un paciente. Enterró la cabeza debajo de la almohada y exhaló profundamente, mientras su teléfono vibraba, gimió y lo alcanzó, respondiendo cuando vio el nombre de Juliana.


—¿Hola?

—Hola, cariño. Voy a trabajar hasta tarde esta noche para poder irme temprano a la cita con el médico mañana, ¿puedes recoger a Mía en la escuela?

—Sí, seguro.

—¿Qué ocurre?

—Nada.

—Valentina, ¿qué pasa? ¿Estás llorando?

—Mi paciente murió.Valentina sollozó, se secó los ojos y se sentó. —Sé que no debería estar tan molesta, pero realmente, realmente pensé que podríamos salvarlo.

—¿Cuántos años tenía?

—35, con dos hijos. Su esposa está embarazada del tercero.

Juliana se quedó callada durante varios minutos antes de finalmente hablar.

—Puedo trabajar desde casa más tarde. Recogeré a Mía de la escuela y me haré cargo de la cena esta noche también.

—No tienes que hacer eso.

—Sí, cariño, no es gran cosa, en serio. Podemos encender la chimenea y relajarnos esta noche, dejar de pensar en ello. Cuando pierdes a un paciente terminas pensando en los procedimientos de la cirugía una y otra vez y te obsesionas con eso, miras un montón de videos y lees todos tus libros de medicina para averiguar qué crees que hiciste mal, mientras te culpas a ti misma. Y no quiero que te atormentes esta noche, quiero que vuelvas a casa y te relajes.

Valentina suspiró, sabiendo que Juliana tenía razón y asintió.

—¿Puedes hacer ese pollo relleno?

—Si eso es lo que quieres, lo haré.

—Sí, eso estaría bien.

—¿Tiene más cirugías hoy?

—No, a menos que surja algo inesperado. Creo que podría pasar el rato con Leo durante la próxima hora antes de irme.

—Está bien. Dale mucho amor a Leo para que te sientas mejor. Eres una gran cirujana, Valentina, pero sabes que no puedes salvar a todos, bebé, lo sabes más que nadie.

—Lo sé, y sé que te amo mucho. Gracias por llamar.

—Los amo a los dos. Asegúrate de que Leo no esté molestando a los otros niños por galletas y biberones. — Juliana bromeó, mientras se reía.

—¿Te refieres a él chupando la galleta de Graham y entregándosela a otro niño? Valentina sonrió. —Gracias por hacerme reír.

—De nada. Tengo que irme, nos vemos en casa. Te amo.

—Yo también te amo.


Valentina miró fijamente el teléfono antes de terminar la llamada y exhaló mientras lo arrojaba al sofá y se pasaba los dedos por el cabello, justo cuando alguien tocaba la puerta de su oficina.

SECOND CHANCES - JULIANTINA (Transcripción-Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora