CAPÍTULO 29

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—Te va a encantar la Navidad. — Mía le dijo a Leonardo, quien estaba sentado en la cama de su hermana, mirándola de cerca, con un animal de peluche en sus manos.

Mía estaba ocupada limpiando su habitación, guardando los juguetes y la ropa que tenía por todas partes, con la idea de comportarse de la mejor manera, ya que la Nochebuena el siguiente día. Se portó bastante bien todo el año, pero no quería correr ningún riesgo.

Juliana y Valentina estaban en una especie de fiesta de despedida con los compañeros de trabajo de Juliana. Elena estaba visitando a una amiga suya que vivía en Nueva York, dejando a León a cargo de los niños. Estaba ocupado preparándoles la cena, queriendo sorprenderlos, así que Mía se quedó arriba con Leonardo.

Leonardo observó a Mía correr por su habitación, guardando rápidamente la ropa en su armario y cajones. —Mia.

—¿Qué pasa? — Mía sonrió, volteándose hacia su hermano, vio a Leonardo alcanzar algo del escritorio al lado de la cama y sacudió la cabeza. —No puedes jugar con eso. — le dijo, recogiendo un sello que usó para decorar las tarjetas navideñas para sus mamás. Lo puso en su mochila y luego la guardó en su armario. Leonardo frunció el ceño, pero se encogió levemente de hombros y metió la mano en el tazón, que estaba en la cama junto a él, para agarrar un trozo de palomitas de maíz.

Mía se acercó y besó a su hermano en la mejilla, le quitó los zapatos y le subió los calcetines.

—Como mamá y mami están en una fiesta, te daré un baño después de cenar y luego podremos ver una película con papi.

Leonardo sonrió alegremente ante el nombre de su abuelo y asintió cuando Mía lo hizo. —Papi.

—Sí. — respondió Mía. —Él también verá dibujos animados con nosotros. ¡Tal vez, incluso nos dé helado! — Añadió emocionada.

Leonardo negó con la cabeza rápidamente. —No lado.

Mía se sentó en la cama con su hermano y frunció el ceño. —¿No quieres helado?

—No. — El bebé negó rápidamente con la cabeza.

—¿Qué premio quieres?

Lleta. —Leonardo murmuró, mientras negaba con la cabeza.

Mía sonrió. —Podemos pedirle a papi que hornee unas galletas. Yo le diré por ti. — Le aseguró a Leonardo, quien sonrió feliz y movió sus piernas.

Mía se levantó de un salto y continuó ordenando su habitación, mientras Leonardo seguía observándola de cerca.

—Oh, Berkeley me envió fotos de Florida por correo electrónico, es muy bonito allí. Fue con su familia para Navidad. ¡No hay nieve! — Ella se rió, mientras tomaba su ipad. Se desplazó hasta las fotos que guardó y se las mostró a Leonardo. —¡Mira, está usando pantalones cortos afuera!

—Berk. — Leonardo sonrió y señaló la foto.

—Sí, esa es Berkeley. Tengo que decirle que ya puedes decir su nombre. — Mía se rió, miró la hora y notó que ya había pasado su tiempo permitido para usar Internet, así que lo anotó en una hoja de papel para recordar enviarle un correo electrónico por la mañana. —Así será en Arizona el próximo año para Navidad. — Ella le dijo a Leonardo. —Allí tampoco hay nieve, tal vez hagamos una barbacoa. Eso será genial. — Ella se encogió de hombros.

Leonardo dejó su animal de peluche en el suelo y se arrastró hasta la cabecera para ponerse de pie. Quiso tomar uno de los carteles de Mía de la pared, pero cuando no pudo alcanzarlo, se volvió hacia su hermana y comenzó a saltar en la cama, riéndose.

SECOND CHANCES - JULIANTINA (Transcripción-Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora