Jackson I

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— ¿Nervioso? — Preguntó mamá, despertándome con un beso en la sien.

Le dedique una sonrisa adormilada, incorporándome en la cama.

—Estoy acostumbrado a llegar nuevo a los colegios, mamá — contesté con voz ronca.

—Cariño, entiendo el gran esfuerzo que haces por nosotros cada vez que nos mudamos. Sé que es repentino el viaje de China a Estados Unidos, pero sabes que no podemos hacer nada.

Asentí fingiendo comprender, ¿qué podía hacer? El mudarme era parte de una rutina, comienzo a tener eso de no querer permanecer tanto tiempo en un lugar y mudarme. He conocido mucho del mundo de esta forma, pero no es fácil. Nunca me he quejado en las tantas veces en que nos hemos mudado, siempre lo he visto como algo normal mudarse. Me traslado, me adapto, hago amigos y a los cuatro o tres meses debo irme sin decir adiós a nadie o siquiera mantener comunicación con alguno.

Los dos últimos años estuve en mi país natal, China, pensaba que por fin estaríamos establecidos en un solo lugar de una vez por todas, sin embargo volvió a pasar, nos mudamos otra vez.

Mi madre me dejó a solas, me preparé para mi primer día en mi nuevo colegio y baje a la cocina. Papá aún no se encontraba en su asiento de costumbre fingiendo leer el diario.

— ¿Has hablado con Mark Tuan? — Y hablando del rey de Roma, preguntó mi papá irrumpiendo en la cocina.

—Sí — conteste seco. Su sola presencia me incomoda.

Mamá no comprende mi cambio de actitud hacia él, pero ella no lo pilló con su amante hace un año. Él me prometió que no lo volvería a hacer porque amaba a mamá y todo eso fueron solo promesas vacías, no es de extrañar.

—Jackson, no entiendo qué ocurre con tu comportamiento hacia tu padre. Creí que sería algo de momento, pero se está extendiendo demasiado.

No quise darle explicaciones o siquiera tocar el tema, solo tome mi desayuno y fui a buscar a mi chofer para que me llevará al colegio y así fue, estaba en el auto rumbo a mi nuevo lugar de estudio.

Mis expectativas eran las mismas de siempre, estar unos cuantos meses hasta que a mis padres les volvieran a trasladar o al menos hasta que empiece la universidad, momento en el que finalmente permaneceré en China.

De niño me hacía ilusiones e imaginaba conocer gente, hacer amigos y hacer una familia, todo en China, no obstante el destino te juega de manera diferente. Las cosas sucedieron como tuvieron que suceder, conocí gente de la cual ni siquiera tengo contacto alguno y lo único que hago es vivir aquí y allá.

Al menos no era un completo extraño en este lugar, conocí a Mark un verano de intercambio y me presento a su grupo de amigos, pero eso fue hace varios años. Puede que varios de esos amigos ya ni se encuentren en la ciudad.

El auto se detuvo y con paso firme y decidido salí de este, dirigiéndome hacia Mark que me esperaba en las puertas del colegio. Un par de chicas pasaron a un lado de mí y se sonrojaron apenas le sonreí.

—Vienes pisando fuerte — comentó Mark dándome un abrazo y unas palmadas en la espalda.

—Tendré que conformarme con las de aquí, aunque no hay nada mejor que una alemana.

—Ya veremos. En una semana te gustarán las de aquí — me guio hasta un grupo de chicos, a quienes reconocí al instante.

—Les juro que cuando se lo dije a Angie, parecía que me iba a clavar el cepillo de dientes en el cuello y... ¡Jackson! — Exclamó al verme, se acercó y me dio unas palmadas en el hombro.

Esa virgen es mía |Jackson Wang|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora