Estuve enfadada toda la semana, era una sensación parecida a la del período; deseos de llorar, comer y patear a alguien el culo. Finalmente era viernes y me encontraba en el comedor con mis amigas que hablaban entretenidas sobre nuestra pijamada del sábado.
—Voto por ver Titanic y gritarle a Rose que ella fue la culpable de la muerte de Jack — dije dándole vueltas a la ensalada.
—Que positivo — comentó Anna con tono sarcástico.
—Yo quiero ver Pretty Woman — dijo Mary.
—La hemos visto un millón de veces, yo quiero ver Chicas Malas — comentó Lizzy.
—Es normal, te sientes identificada con la tonta — le contestó Anna que se ganó un golpe en el hombro por parte de Lizzy.
En ese momento se acercó Erika con su bandeja. Lizzy y Mary me miraron cómo si estuvieran pidiendo permiso.
—Recuerda que ella no tiene la culpa, sé amable, es nueva — me susurró Mary.
Suspire con hastío y le mire con una sonrisa mientras asentía.
—Por supuesto.
Erika también sonrió y tomó asiento a un lado de Anna.
— ¿Cómo es el cambio de Alemania de aquí? Supongo que ha tenido que ser muy grande — preguntó Lizzy.
—Con sinceridad ha sido muy chocante al principio, somos completamente opuestos, pero al final me está gustando estar aquí.
—Nos alegramos —dijeron todas al mismo tiempo y luego me miraron con una ceja enarcada, esperando algo de mí.
Debía darle la oportunidad, ella no tenía la culpa de mis problemas con Jackson y en el fondo lo sabía. Mucha fuerza de voluntad necesito en este momento.
—Erika, mañana vamos a hacer una fiesta de pijamas en mi casa, ¿te gustaría venir?
Ella asintió y sonrió.
—Gracias, de verdad se los agradezco mucho, chicas.
—No hay de qué, puedes contar con nosotras cuando quieras — dijo Mary.
— ¿Qué es lo que mas te gusta de aquí? — Pregunte, intentando dar comienzo a un tema de conversación.
—Los chicos sin lugar a dudas — contestó con las mejillas rojas y dándole un mordisco a su trozo de pizza. Todas, a excepción de mí, soltaron una carcajada. Cada musculo de mi cuerpo se tensó, que no diga nada de Jackson o le meteré ese trozo de pizza en el culo y luego se lo haré comer —. Son guapos, pero idiotas, egocéntricos, insensibles, narcisistas, prepotentes... — iba a continuar su lista, pero no lo hizo.
Mary, Anna y Lizzy me miraron con una ceja enarcada.
—He de suponer que esos calificativos despectivos son para mí, ¿no? — Su voz me provocó un agradable cosquilleo que recorrió cada rincón de mi cuerpo.
—Milagro divino, al parecer no eres tan imbécil de lo que parece — dije con tono irónico haciendo el intento de no mirarle.
—Y tú mas rencorosa de lo que creí — contestó cortante.
—Para que eso suceda debes haberme hecho daño, cosa que no ha sucedido por mucho que lo intentes — en ese momento levante la cabeza y le dedique le encare —. ¿Vienes a molestar? Porque si es así, puedes dar la vuelta y marcharte.
—No, vengo a recoger a Erika para ir al cine.
Otro puñetazo interior, esa sensación de ardor en el cuerpo de nuevo, otra vez deseo llorar. Lo odio. Ella es lo que yo intente y creí ser, tal vez solo sea un ligue mas y yo le do demasiadas vueltas; aun así el pensamiento de que pueda ser la chica tímida nueva que le hada dejar atrás su pasado de playboy y le haga meterse en una relación me mata.
—Bueno, espero lo pasen bien — comente apretando los puños debajo de la mesa.
—Dame un segundo y espérame en el estacionamiento — le murmuró a Erika y luego me tomó de la muñeca arrastrándome sin permitirme dejar en la mesa el pedazo de pastel que comía de postre.
—Estás celosa, se nota a kilómetros y no me digas lo contrario. Erika no tiene la culpa de lo que tuvimos — el tono de su voz era igual de frío que la última semana.
— ¿Tuvimos algo? El otro día dijiste que no, creo que el que está confuso eres tú. Yo no soy la Regina George de tu vida. No soy la malvada bruja que le hace la vida imposible a la protagonista tímida y nueva porque se ha fijado en el chico que le gusta — al segundo de decirlo, me di cuenta de que había metido la pata y muy en el fondo, había delatado mis sentimientos y eso no le pasó desapercibido; sin embargo, en lugar de sonreír y restregármelo, me miró fijamente.
— ¿Te gusto? — Fue lo único que articuló.
—No — conteste enseguida —. Eso es lo que sucede en las películas, ya te he dicho que no soy ese prototipo de personaje; por lo tanto, te repito que ni me gustas y ni me has gustado.
Apretó un puño y entornó los ojos. La verdad que tenía deseos de besarle, de echarme en sus brazos y decirle todos mis sentimientos. Le echaba de menos y no a este Jackson frío y distante que ha salido de la noche a la mañana, sino al Jackson pícaro, desafiante, jovial y a la vez dulce y tierno. Ese Jackson que se fue a It's sugar a por mí desayuno, que me cambió la ropa el día de la fiesta ignorando el vómito, aquel por el que di la cara ante su padre, ese con quien tuve una guerra de comida en mi casa... Lo escucha de menos.
—No importa, me atraías sexualmente y lo que no me diste tú, me lo puede dar cualquiera.
Sin pensarlo dos veces le estampe el pastel en la cara.
—Ups, lo siento, he estado muy torpe en estos días.
Y sin dejar que lágrima que amenazaba con salir, le di la espalda y regrese a la mesa con mis amigas.
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Esa virgen es mía |Jackson Wang|
Teen FictionAl empezar la secundaria, los chicos descubrieron algo fascinante en una clase de biología, esto es introducir cierta parte de su cuerpo en el nuestro. Descubrieron el placer y desde entonces les gusta introducir su símbolo de poderío y dominación e...