Todo el mundo se enamora

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— ¿Cómo fue tu cita con Gabriel? — Preguntó Jackson en cuando tomó asiento a mi lado para empezar la clase, su cercanía hizo que mi corazón se acelerada un poco, supongo, por recordar el incidente del gemido.

—Me llevo al cine a ver cincuenta sombras de Grey mientras un grupo de señoras insatisfechas se masturbaban viendo a Christian Grey.

Soltó una suave risa y se acercó más a mí.

— ¿Ocurrió algo más? — El tono en sus palabras no me gustaba nada y sus ojos desprendía un brillo especial de emoción.

—No — conteste no muy segura.

Acercó sus labios a mi oreja.

— ¿Segura? — Sentí tan solo un leve toque de sus labios y esto hizo que suspirara.

Solo pude asentir.

—Yo pienso que mientras Gabriel te besaba gemiste mi nombre, ¿deseabas que fuera yo quien te hiciera eso? — ¿Se lo dijo Gabriel? Le voy a matar y me voy a encargar de que nunca pueda ser padre porque le cortare los genitales con unas tijeras de cortas plastilina de niños para que duela más — Preciosa, no me lo ha dicho Gabriel — ¿Me ha leído la mente? Es un ángel disfrazado de mortal para darme un escarmiento o es un vampiro y estoy en Crepúsculo, ¿para cuándo la escena de la manzana?

—Te lo estas inventando — dije.

Esbozó una sonrisa suave.

—Puedes estar tranquila, no voy a burlarme de ti aunque yo lo veo normal, soy envidiablemente guapo y tengo un cuerpo que hace suspirar, no te sientas mal por estar atraída por mí.

Bufe y voltee mi rostro para mirarle.

—Escucha, no sé si los esteroides te afectan psicológicamente o lo es drogarse con harina de trigo vencida, pero yo no dije eso, así que dile a la persona que te haya contado esa mentira que oyó mal.

—Lo escuche, Angie, y yo no tomo esteroides. Todo lo que ves — señaló su cuerpo — son fruto del gimnasio y no de pastillas.

Creo que me va a bajar la tensión.

— ¿Qué hacías viendo cincuenta sombras de Grey? ¿Ya pasaron de moda tus tácticas sexuales y debías solicitar a esa película a ver que podías tomar?

—Aquella noche en que estabas tan ebria que armaste una escena, estaba a punto de tirarme a una chica y tú vomitaste encima de ella. No me quedó de otra que compensarla llevándola al cine y resulta que mi butaca estaba delante de la tuya.

Eso no puede ser verdad, yo recuerdo haber visto mujeres cuarentonas, si le hubiera visto le reconocería de inmediato.

— ¿Estas saliendo con ella? — Celos, muchos celos me invadieron.

—Ya te he dicho que yo no estoy dos veces con la misma chica, por lo tanto no salgo con ella — contestó con indiferencia —. Solo quería tirármela como a las demás y tú le vomitaste como la niña del Exorcista.

Torcí los ojos.

—Todo el mundo se enamora alguna vez, incluso los mujeriegos como tú.

Sus ojos castaño oscuro me penetraron y mi corazón volvió a acelerarse, era como si quisiera leer mi mente o mis sentimientos.

—Supongo que sí — fue lo único que dijo y se incorporó para prestar atención a la clase.

Me fije en la mesa del lado de Jackson, Lizzie no se daba cuenta pero Dylan le miraba embobado, tanto que pensé que se le caería la baba. No pude evitar sonreír, estoy segura de que acabaran juntos, dejaran de lado sus discusiones y podrán poner las cartas sobre la mesa.

Una mano se posó sobre mi rodilla y baja la vista esperando que sea Jackson, era Mark que había echado la silla hacia atrás para poder acceder a mis piernas con comodidad. Pasó suavemente los dedos por el interior de mi muslo bajo mi atenta mirada.

— ¿Estas bien? — Preguntó Jackson tras ver mi cara de confusión y alerta.

—Sí — conteste. La mano de Mark siguió avanzando e hizo ademan de bajar la cremallera del pantalón, entonces me aparte de golpe —. Ehm....yo — rápido, busca una excusa —... Tengo el periodo.

Mark se giró y me miró.

—No pasa nada, otra vez será — y volvió a girarse para prestar atención a la clase.

Suspire aliviada.

— ¿Mark te ha intentado tocar? — La voz de Jackson interrumpió el momento de paz espiritual que había conseguido.

—No te importa — conteste cortante.

Enarcó una ceja y después me dedicó una sonrisa ladeada, ¿qué planea?

—Si no lo admites, le diré a Mark lo que hicimos en el baño el otro día.

Mis ojos se agrandaron del susto.

—No serás capaz.

Se inclinó un poco y le tocó el hombro a Mark.

—Oye, Mark, ¿no te he contado que el otro día...?

—Vale, sí — le interrumpí abruptamente.

Mark nos miró confuso.

—Nada, lo he olvidado — dijo Jackson.

Se volvió a dar la vuelta para prestar atención a la clase, Jackson me miró con una sonrisa pícara.

—Entonces finges tener el periodo para que el supuesto amor de tu vida no te toque, pero el otro día no pusiste ningún tipo de resistencia conmigo y te entregaste con mucho gusto. Voy a empezar a creer que te gusto yo más que él — susurró.

Lo más irónico de todo es que yo también lo estoy pensando, ¿me gusta más Jackson que Mark? Mis hormonas están confundidas. Me encogí de hombros.

—Supongo que cuando una persona te gusta sentimentalmente hablando es más difícil dejarle traspasar ciertos límites por nervios que alguien que solo te atrae físicamente — desde luego no iba a dejar que pensara que ahora ando detrás de él.

Por un segundo note que su rostro mostraba decepción.

—La cosa no va así, cuando te gusta alguien solo quieres que te toque, sentirla cerca, besarla, hablar con ella...

Enarque una ceja, ¿ahora de dónde viene esto? ¿Jackson Wang sentimentalista?

— ¿No decías que a ti nunca te ha gustado nadie en ese sentido?

Sonrió levemente.

—Como me dijiste tú, siempre hay una primera vez para todo.

¿Hablaba de mí? ¿Yo le gusto? Quizás Dylan tenía razón y yo le gusto para algo más que sexo y esos pensamientos encendieron una pequeña chispa en mí.

Esa virgen es mía |Jackson Wang|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora