Sacar de quicio

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—Aquí me siento yo — Erika me miró y negó con la cabeza con una sonrisa que solo me daban deseos de darle un golpe que le tumbara todos sus dientes.

Acababa de llegar a clase y en mi sitio se encontraba sentada doña "me tocas y me sonrojo". Todas mis cosas estaban fuera de la mesa y ella metía sus cosas en su lugar.

—No me interesa si estas desubicada porque solo a ti se te ocurre llegar de nueva en los últimos meses de clase, pero este es mi asiento y tú lugar es allá — señalé la mesa donde se había sentado el día anterior. Ella volvió a negar con la cabeza y mi paciencia se desvanecía por cada maldito segundo que pasaba —. Dije que te sientas allá y esta es mi mesa, ¿no entendiste? ¿No sabes hablar inglés quizás?

—Te entendí a la primera. Cuando llegue, Jackson — se sonrojó en cuanto dijo su nombre, más ridícula no podría ser —... Jackson me ha dicho que este es mi nuevo sitio.

Enarque una ceja. ¿Y ella es perro o que mierdas es como para seguir lo que Jackson le diga al pie de la letra? ¿Qué tiene en su cerebro?

— ¿Y qué mierdas pinta Jackson aquí para decir que puesto le corresponde a cada quién? Esta mesa es mía te guste o no, largo de aquí — le hable con dureza.

Me tenían hasta los ovarios las ridiculeces de Jackson para llamar la atención, puede que me duela que me haya cambiado por una ridícula alemana, pero no iba a dejar que me jodiera la vida solo porque le viene en gana.

—Parece que sigues sin compartir con los nuevos, ¿las buenas costumbres no cambian, señorita Lowell? — La Tronchatoro estaba detrás de mí con los brazos cruzados.

—Tro... Digo, señorita West, este es mi sitio y...

—El señor Wang me planteó sobre esto y yo le di el permiso para que pueda haber un cambio de mesa. Usted, señorita, Lowell, se sentara con la señorita Hadid, ¿le parece bien?

Bufe y torcí los ojos, pero esto no se iba a quedar así, Jackson y esa alemana idiota me las iban a pagar. Tome asiento junto a Elizabeth, quien me miraba con su conocida cara de "te lo dije".

—Escucha, cuanto mas lo pienses será peor y te lo digo por experiencia. Dolerá un tiempo y luego volverás como si nada, pero nunca dejes que te ha afectado, ¿me has oído?

Estaba tan enojada que no tenía deseos de responderle, sabía que le iba a gritar y tampoco quisiera estar peleada con una de mis amigas. La sensación que sentía era rara, sentía que todo lo que estaba pasando era irreal como para que me sucediera a mí. He de suponer que esto es algo que les pasa a muchas chicas de mi edad, son usadas mientras se hacen falsas esperanzas que se van tan rápido como el viento, nunca creí que esto me pasaría.

Durante toda la clase no pude evitar mirarles fijamente, estuvieron haciendo manitas a cada segundo. De vez en cuando Jackson me miraba de reojo y sonreía como si sintiera alegra y gustoso ante mis celos. En esos momento yo no trataba de ocultarlo, así que seguía manteniendo la mira de "si te descuidas, acabaras en un bote de basura hecho trocitos".

—Angie, deja de mirarles — la voz de Lizzy me sacó de mis pensamientos.

—La odio — masculle con todo el desprecio del mundo —. Ojalá la secuestre un ovni, le saque su cerebro de nuez y la diseque.

—No puedes echarle la culpa a ella, Angie, no tiene culpa de nada; el culpable es Jackson quien juega con tus sentimientos no Erika. Además, estoy convencida de que si te dieras el tiempo de conocerla te caería bien y...

— ¡De ninguna manera! Es sencillamente insoportable. "Ay, Jackson me ha pasado un lapicero, espera que me sonrojo" — dije intentando hacer una imitación de la voz de Erika, pero mas tonto e insoportable de lo que ya es —, "Ay, Jackson, que guapo eres", "Jackson, necesito un macho chino como tú para que salve a una delicada alemana como yo" — Lizzy contuvo la risa ante mi imitación.

Esa virgen es mía |Jackson Wang|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora