- Te duele?
- Si
No le dolía mucho pero era una excusa para desviar el tema
- Trata de descansar jefaza yo te cuidare
- No dejes que introduzcan una aguja mas en mi delicado cuerpecito mañana tendré un moretón por esta
Levantando su mano señalo con los labios la vía por donde le estaban suministrando los medicamentos, su piel era muy delicada para su gusto solo un pellizco y tendría morados y verdines, odiaba ser tan clara en realidad.
Cerró los ojos poco a poco se fue quedando dormida.
La marcha nupcial sonaba, al fondo era de lo mas relajante pero ella no se sentía de ese modo las puertas de la fastuosa iglesia se abrieron de par en par para darle la bienvenida, todos estaban allí mirándola, se miro a sí misma el vestido blanco de una larga cola un ramo de rosas apareció en su mano junto con un anillo, soltando el ramo se llevo la mano a la boca, estaba aterrada sentía unas ganas de vomitar inmensas, miro al frente y lo vio al Manzur con un hermoso traje blanco, retándola con la mirada, con esa mirada de la cual no pudo apartarse ni un instante, sintió ganas de echarse a correr y así lo hizo pero las puertas de la iglesia se cerraron, comenzó a golpearlas con todas sus fuerzas pero no se abrieron se giro para exigir que alguien la abriera, pero se encontró con esa mirada azulada y una furia atroz, casi no podía respirar, cuando la pego a su cuerpo y le dijo con tono cebero – ¡no huyas de mi!-
- ¡No déjame! En paz ya estúpido tú eres…
- Amanda, despierta, despierta
Abriendo los ojos de golpes, se sentó en la camilla, jadeando un par de gotas de sudor perlaban en su frente
- Ho, Amanda tranquila todo está bien, ya paso solo era un mal sueño
Ian la abrazaba tratando de que se calmara, pero ella sabía, que eso no podía suceder, que no tendría paz hasta que resolviera el asunto con al Manzur, un asunto que ya estaba haciendo mella en ella.
Se sentía algo sofocada Ian lo noto y corrió a llamar a un médico, Richard el médico de cabecera de la familia había llegado, le tenía mucho afecto a Amanda, era su paciente mas consentida y cascarrabias
- A ver que te sucede, respira hondo cariño, eso es
Ella hizo lo que le pidió, trato de controlar su respiración, al cabo de unos minutos lo consiguió y se volvió a relajar en la camilla
- Como te sientes?
- Mejor
- Que haces aquí hija? Con quien te has cabreado esta vez?
- He… oye… tú crees que ando en la vida cabreándome con todo el mundo?
- Si
- Bueno pues…. Con los que se lo merecen¡
- Si casi medio mundo
Intervino Ian en tono burlón, todos rieron y Richard continúo con el interrogatorio
- Porque estás aquí, pequeña?
- ¡No soy pequeña!
Sabía que Richard lo decía con cariño, pero recordó que el – gilipollas grandulón- también le decía de ese modo la sangre le hirvió, soltó un suspiro, Richard no tenía la culpa de su cabreo, el era de las pocas personas que se preocupaba por ella y la quería de verdad, así que bajo el tono y se dirigió a él de nuevo
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El rostro de la venganza
Romancees una historia llena de , amor , pasión , desconfianza y enredos donde los protagonistas están destinados a estar juntos para siempre