¡Homi Dios!

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Un mes después de dejar el país de su esposo, Amanda se encontraba de nuevo el Londres, sentada en una exuberante limusina con vidrios tintados, rumbo a lo que seria su nuevo hogar aunque mejor dicho "supuesto nuevo hogar" admiro las calles de la ciudad en completo silencio mientras el príncipe hablaba por teléfono en su idioma, Amanda dirigió su mirada a la parte trasera del auto, fijándose entonces en el par de autos negros que los seguían, desde lo que habia pasado en Italia, Said mantenía muy buena seguridad, casi siempre estaban autos y gente siguiéndolos a todas partes, era un poco paranoico, pensó Amanda, aunque también cayo en cuenta de su nuevo estatus como princesa, solo era parte del paquete, el tener un equipo de seguridad siguiéndole a todas partes

- Estas muy callada, ¿Que piensas?

- Nada,solo es que no me agrada la idea de que nos estén siguiendo como perros a un hueso

- La seguridad es lo primero, y en eso no voy a ceder

Amanda lo miro por unos segundos y luego asintió, para luego soltar un suspiro

- ¿Estas cansada?

- Dormí excelente en el sofá de tu suite, ¿por que he de estarlo?

- No me culpes por tu terquedad, La cama era lo suficientemente grande como para que durmieran cinco personas, pero tu decidiste dormir en el sofá, no me culpes por ello

- Me muevo mucho mientras duermo, y tu estabas desnudo, no quería que hubiera un incidente entre los dos

- Eres mi esposa no es un pecado, que duermas a mi lado con o sin incidentes

- Vale dejemoslo de ese tamaño

Amanda no se había dado cuenta de que estaban llegando a un lugar que le pareció muy familiar, la limusina aparcó en la entrada, de la blanca mansión, miro con los ojos muy abiertos a Said, quien la miraba con humor

- Fue la única a la que le prestaste interés, así que la compre de inmediato, la han reformado toda, pero puedes decorarla a tu gusto

Amanda estaba estupefacta, no lo podía creer, -es como el maldito Aladin- pensó para,sus adentros mientras salia,de la limusina, Said la tomo de la mano mientras inspeccionaban cada detalle de la reformación,

- Es magnífica, los detalles, son increíblemente hermosos

La araña que colgaba en el techo, los muebles, la chimenea incluso hasta los jarrones con rosas azules eran perfectos, todo el recorrido estuvieron sujetos de las manos, cuando llegaron a la planta superior la cosa cambio cuando el Príncipe recalcó

- Nuestra habitación

Amanda lo miro ceñuda y negó varias veces con su cabeza haciendo que su larga cabellera se viniera hacia su rostro

- No vamos a dormir juntos, eso no es opcional

- me supondría que dirías algo como esto, así que te mostrare tu habitación, esta la compartirás conmigo cuando gustes..........


Así pasaron los meses, Amanda regreso a su habitual trabajo, al igual que Said, la rutina los envolvía, pasaban muy poco en casa, una noche Amanda regreso a tarde, Said se encontraba en la chimenea disfrutando del calor que producía, cuando Amanda se dio cuenta de su presencia le saludo

- Hola

- Hola, has trabajado hasta tarde

- Ay mucho que hacer, la gente esta como loca reformando sus casas...

El rostro de la venganzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora