PRÓLOGO

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Notita: Este es el cliché de los clichés,
así que no entres conexpectativas
en el cielo. Es sólo
entretenimiento (digamos que todo
es muy obvio).

• ———— ♔ ———— •

25 de febrero de 2010
Sacramento, Estados Unidos

Fallon

Mi vestido se encuentra hecho trizas, mi mejilla arde por el golpe de hace unos minutos y los rasguños de mis brazos imploran que me detenga. Mi garganta se hizo seca por los gritos, mi fuerza se está acabando y ruego mentalmente que todo lo sucedido... sea una horrible pesadilla.

Ya no puedo más, mi esperanza se centra en llegar a la avenida y tomar el primer auto que aparezca. Las voces de los que me buscan se sienten cada vez más cerca en mis oídos, la planta de mis pies sangra con cada paso y mis lágrimas no dejan de caer por mis mejillas.

¡No puedes escapar!

«¡Vamos maldita sea, sigue y no te detengas!» me motivo mientras no paro de correr por el bosque, veo las luces que impactan de sorpresa contra mi rostro y las patrullas policiales hacen presencia.

Con lo poco de mis fuerzas veo a los hombres con uniforme, sus voces son lejanas, aún así, no me detengo. El paso de los que me persiguen me zumba, tiemblo y los escucho:

—¿¡Señorita Graham!? —Con lo poco de mi energía, me detengo ante el hombre—. ¡Señorita!

—Ellos... ellos quieren matarme... —mis palabras salen como si fueran cuchillos, todo duele.

—¡Hija, por los santos, ven aquí! —mi madre sale de la patrulla para recibirme con un abrazo— Ya estás conmigo, ya estás en brazos de tu madre. Lamento haberte dejado sola.

—No importa... quiero que me abraces.

Me aferro con tanta fuerza a sus brazos, siento que si la dejo de abrazar... volveré al lugar oscuro, siento que la perderé y sollozo con mi frente en su pecho. Los oficiales no dejan de hablar, solo hay un pitido en mi cabeza y todo es gris en mi vista.

No creí que la muerte de papá traería tanta mala suerte para mi madre y para mí. Que el dinero estaba jugando con nuestras vidas, la ciudad ya no es segura para nosotras, que podemos dejar el mundo de los vivos en cualquier momento.

Miedo, tengo mucho miedo y no sé como enfrentarlo. Soy una cobarde, mi mente me restriega mil veces eso y estoy de acuerdo.

—Tendremos una solución, la vamos a tener hija —los cabellos dorados de mi madre hacen que abra mis ojos, sus palabras no suenan tan seguras—. Lo prometo, estaremos bien, estarás bien.

—¡Ellos van a venir por mí! —el pánico me hace esconderme.

—Revisamos el área —uno de los oficiales se posa frente a mí—, no hay ninguna señal de los que te perseguían.

—¿¡Cómo!? ¿¡Los dejaron escapar!?

—No hay señales de ellos... seguiremos buscando, mientras debe permanecer resguardada en algún otro lugar.

—No... no... ellos no me van a dejar en paz... ¡No nos van a dejar vivir!

—Lo enfrentaremos, hija, lo haremos —sujeta mis mejillas, limpiando mis lágrimas con sus pulgares—. ¿Por qué?

—Porque soy una Graham, soy Fallon Graham Roberts —recuerdo cuando papá me decía que fuera muy valiente si él no estaba—. Nada nos detiene.

—Nada nos hace caer.

Y vuelvo a refugiarme en los brazos de mi madre. Porque aunque intente ser fuerte, todos nos caemos y algunos no logran levantarse... Pero yo si, yo lo haré.

Belleza CarmesíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora