༒︎ AMENAZA

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Fallon

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Fallon

Tres días los suficientemente largos para darme cuenta de que al mínimo movimiento, ya están detrás de nosotras como buitres en busca de comida. Camino por todo lado, esperando que mi madre pueda reaccionar y poder hablar sobre todo lo que ha pasado en este tiempo.

No puedo mencionar sobre la religión de los hermanos, tal vez la pongo en más riesgo. No puedo decirle que es lo que tengo planeado, se puede preocupar y todo se irá por la borda cuando quiera sacarme de aquí. Ella cree que estoy segura aquí, y la verdad, es mejor que siga creyendo que nada pasa.

Espero en la puerta de una de las habitaciones, Roman es el único que se encarga del cuidado de mamá. Los demás han desaparecido; Logan y Edmon se fueron a la ciudad, aunque sé que es una mentira. Feith no sale de su cuarto, Heath se fue con los gemelos a no sé donde, pero estoy segura que siguieron a Logan y el otro. No me quisieron decir nada más.

Me muevo impaciente en el pasillo, tengo que hablar con mi madre y saber qué rayos le pasó.
Roman sale y me observa con una ceja alzada, me mira dudoso y relaja su expresión luego de unos segundos:

—Ya está consciente —me dice antes de que entre—. Tiene que tomar estas pastillas en el desayuno y antes de dormir, podrá evitar ciertos dolores. La fiebre ha bajado, ya puedes hablar con ella.

Asiento y lo ignoro para entrar.

Observo a mi madre sentada en la cama. «Las heridas aún son notorias» tiene una venda en una de sus muñecas. Tenía un clavo incrustado ahí. Me acerco lentamente hacia ella, levanta la vista y sonríe antes de abrazarme. Está débil. Su respiración es irregular. Me provoca tristeza verla de esa forma.

—¿Qué te hicieron? —acaricia mi cabello con suavidad— Mamá...

—Estuve encerrada en una habitación por tres días, siguen con lo del dinero y la verdad no entiendo qué es lo que quieren. Sólo mencionaban el nombre de tu padre y querían algo de mí. Pidieron algo de verdad, pero perdí la noción con los golpes.

—¿Viste a alguien?

La punzada de curiosidad me hace pensar sólo en los hermanos. Solamente ellos. Algo grita que ellos son los que tienen que ver en todo esto, aunque también lo dudo. ¿Para qué hacer todo esto? Mi cabeza no puede con tantos cables que chocan, pero no conectan.

—No, tenía vendas en los ojos y estaba con esposas —baja la barbilla—. Apenas había una luz, apenas escuchaba sus voces, todo es... borroso.

Vuelvo a abrazarla. Mis lágrimas caen en su hombro, pensando en lo horrible que fue vivir eso para mi madre.

—¿Tú estás bien? ¿Te han hecho algo? ¿Los hermanos te cuidan?

No debo alterarla, ella no sabe que maté a alguien y que fui atacada.

—Todo bien, mamá —sonrío de forma genuina para que me crea—. Me preocupas tú, no quiero que nada te pase.

—No importa si yo muero, sólo quiero que tú estés bien. ¿Vale? —me acaricia los nudillos— Roman fue muy cuidadoso con todo, también fue amable. ¿Le agradeciste?

Belleza CarmesíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora