༒︎ ¿ENGAÑOS?

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Fallon

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Fallon

Desperté. Me puse los zapatos. Eran las seis de la mañana. Lo que sea que hubiera pasado en la noche, no podía desaparecer tan rápido. Salí de la cama con dirección a la piscina, pero al llegar, todo estaba perfecto. Todo estaba limpio. No había señal de algo diferente. Ni siquiera una sola mancha. ¿Lo imaginé?

—¿Qué haces, Fallon? —Zillah me vio desde la terraza.

—Yo vi... anoche yo...

—¿Qué viste? —Feith se hizo presente, cortando mis palabras por completo—. ¿Te asustaste? ¿Qué viste?

Repitió las frases, pero yo no podía decir nada.

—Lo imaginé, debió ser mis pastillas para dormir —algo en mi interior me obligó a mentir, así como me obligó a ver a Feith con molestia.

Una semana. Una semana y es como si nada hubiera pasado. La noche que vi a Feith nunca existió. Al día siguiente de esa noche pregunté, pero dijeron que Feith ni siquiera estaba en la casa, que se había ido con Roman. Zillah dijo que llegó en la mañana, pero yo lo vi antes. ¡Estoy volviéndome loca! Maldita sea la fortuna Graham.

Me concentro en pintar, aunque lo que hago no tiene mucho color y es el claro ejemplo de como han sido la semana. Aburridas, aún no veo a los otros dos hermanos que faltan. Logan no ha vuelto a pasar por la mansión, pedirle que me enseñe a pelear me intimida demasiado. Sin mencionar que su actitud hace sentir miserable a todos.

Heath y los gemelos son los únicos con los que he logrado tener una conversación que al menos pasa del "hola" y "¿Cómo estás?". Un poco monótono, pero ni los señores Piers se encontraban en casa. Al menos hasta hoy, llegaron con un grupo de personas y lo ignoré a la hora de venirme al instituto.

Se que Pheyton me habla, me cuenta, pero no puedo prestar atención. Empiezo a mover mis pinceles con desorden, ya he arruinado la pintura al poner pequeñas sombras negras en el contorno del lienzo. Es horrible.

—¡Hey, hey! —vuelvo a fijarme en lo que estoy haciendo— El lienzo no te ha hecho nada, ¿qué te sucede?

—Es sólo que estoy muy estresada, no sé cómo procesar mi primera semana aquí y extraño a mi madre —confieso—. No soy buena acomodándome a los cambios.

—Tranquila, lo noté en tu pintura, no es como lo que has hecho los anteriores dos días.

—Lo sé, por suerte ya hemos finalizado —me levanto con la mochila en mis hombros—. ¿Nos vamos?

Belleza CarmesíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora