𝗖𝗥𝗘𝗔𝗖𝗜𝗢𝗡𝗘𝗦|| ᴊ.ᴊᴋ EDITANDO

Epílogo

Los ojos de la castaña se abrieron de golpe, estaba asustada, por unos segundos pensó que estaba que en El Más Allá como muchos lo describen. ¿Qué había pasado? Estaba muerta, había sido asesinada a manos del desgraciado que robó el cuerpo de su padre y se atrevió a profanar el vientre de su madre solo para crearla a ella. No sabía cómo sentirse al respecto, pero segura estaba que nada bien.

Cuando su vista dejó de ser borrosa, notó que estaba en una habitación blanca, pero cuando volteó un poco su cabeza; un dispositivo anunciaba los latidos de su corazón. Eso significaba que estaba en un hospital. ¿Pero como? ¿Qué había pasado? Sus manos siendo aguantadas por lo que parecía ser suero y en su rostro resaltaba un objeto ahuecado que le aportaba el oxígeno necesario.

¿Fue un sueño? ¿Fue un jodido sueño?

Se preguntaba Soo viendo a todos lados. La puerta de la habitación se abrió con cuidado dejando ver a un doctor, era mayor y su cabello canoso lo hacía llamar un poco más la atención, pero sus ojos, estos eran color miel, casi fuego; ambos color no tienen mucha semejanza, pero así los veía SooRim.

—Que bueno que despertaste—Dijo acercándose a la que ahora seguía sorprendida y no dudaba en mostrarlo—Sabes Soo... Tenías razón, tú no merecías eso—Esa frase la sacó de su transe. Abrió sus ojos como platos y tapó su boca a punto de llorar recordando todo lo vivido—Lo siento... No debí dejar que mi hijo hiciera todas esas atrocidades. A ninguna de ellas las pude salvar, pero a ti si, ahora estoy más tranquilo.

—U-Usted e-es su pa-dre?—Preguntó la castaña aún con miedo y sorpresa.

Ese hombre asintió y tomó asiento en la esquina de la cama donde se encontraba la chica, pero guardando su distancia, lo menos que deseaba ahora era asustarla o incomodarla—No puedes traer a alguien de la muerte, pero si jugar con el tiempo—Soo ladeó la cabeza sin entender—Ahora tienes 16 años, sufriste una herida de arma blanca en un asalto camino a tu casa en la noche y estuviste dos meses en coma... Eso fue lo que pude hacer—Soo removió la tela de la bata de hospital que traía y si, efectivamente era la misma herida que aquel sujeto había sido capaz de hacer—Se que en realidad es la marca que él dejó en ti, pero estoy seguro que te olvidarás de todo lo que sufriste y tratarás de vivir una vida normal, como siempre quisiste.

—Mis padres...—Musitó la castaña.

—Si, señorita Soo, sus padres están vivos y muy preocupados por su salud—La mencionada sonrió y sin pena alguna se lanzó sobre aquel hombre, dispuesta a abrazarlo, acción correspondida por el contrario.

—Muchas gracias—Susurró y rompió en llanto, no podía creer que todo esto estuviera pasando, estaba viva!

—Las buenas personas merecen siempre una segunda oportunidad—Soo se apartó y sonrió ampliamente, mostrando sus dientes, estaba muy contenta, demasiado—Espero seas una buena niña—El señor sonrió y despeinó un poco el cabello de Soo para luego levantarse y caminar hasta la puerta—Adios, señorita Soo.

—Adios—La castaña levantó su mano derecha y la movió en señal de despido—Gracias, otra vez—Sonrió y aquel señor desapareció tras la puerta.

—Soo!—Gritó la madre de la castaña entrando inmediatamente en la habitación—Oh mi niña! Me tenías muy preocupada—La mujer abrazó a su hija con cuidado, debido a la herida, y comenzó a llorar.

—SooRim?—Susurró su padre entrando también la habitación, este estaba aún muy sorprendido, pero también rompió en llanto al ver a su hija en buen estado—SooRim! Nos tenías muy preocupados.

—Mamá, papá—Lo vió a ambos a los ojos—Prometanme que nunca me van a dejar sola—Los nombrados asintieron rápidamente y la abrazaron dejando besos por todo su rostro, los tres llorando de la alegría, ella por volver a verlos, y ellos por verla consciente de nuevo.